-Aléjate de mi sumisa... -Dijo la señora Alisson con una voz templada pero amenazante.
El hombre se quedó quieto por un momento mirándome con cólera y odio en sus ojos. Soltó el cinturón y en ese momento llegaron Candy, la cual miraba la escena horrorizada y Rousse, que se mantenía impasible como si no fuera nada malo lo que estaba sucediendo.
-Tu sumisa, es tu sumisa... pero a la puta de la mía le gusta tu sumisa, ¿cómo lo llevas Alisson?
-Mis asuntos no son de tu incumbencia y Claudia ya no es tu sumisa, dejó de serlo hace mucho. ¡Supéralo Andrés!
-¡Esa puta dejó de serlo para irse contigo! ¡Lesbianas de mierda!¡Dais asco!
-No más que tú, que te haces llamar amo pero no eres más que un maltratador inseguro de si mismo que necesita usar la fuerza para sentirse superior.
Eso me pareció diez puntos para la señora Alisson. Después de decir eso, pasaron unos segundos cuando el hombre rápidamente se dio la vuelta, le dobló la mano a la señora Alisson haciéndola tirar el arma y la abofeteó violentamente. Se acercó a ella y le dio una patada en el estómago. Inmediatamente reaccioné agresivamente, salió todo el odio que alguna vez sentí por los hombres y me abalancé contra él. Lo agarré del pelo y tiré tan fuerte que le arranqué bastantes dejándole una zona casi sin cabellos. Él volvió a darse la vuelta y me sujetó de las muñecas presionándolas, pero yo no sentía dolor, estaba enfurecida. Rápidamente volví a reaccionar y con toda la fuerza que habitaba en mi cuerpo multiplicada por tres, le dí una patada en su miembro viril. Él se tiró al suelo de dolor, sé que le di muy fuerte. No contenta con eso me acerqué a él para patearlo, como le había hecho a mi Ama, para que sufriera lo que es ser golpeado por alguien, pero la señora Alisson me agarró por detrás.
-¡Para Anna, para!
Yo no podía oírla, mi cólera me estaba controlando, la furia que sentía era enorme, quería descargarla contra él. Así que seguí intentando avanzar hasta su cuerpo pero también me agarró la señora Claudia. La señora Alisson se puso delante de mi, impidiéndome avanzar por completo.
-Ya está gatita, es sólo un miserable, no merece que estés así. Ya está por favor.
Yo seguía mirando al hombre sintiéndome descontrolada. Y entonces sentí sus labios sobre los míos. La miré y ella tenía los ojos cerrados. Me fui relajando sin darme cuenta, hasta que yo también cerré los ojos y pude sentir su beso, su preocupación y su amor en él.
Casi al instante de besarme aparecieron dos vigilantes de la mansión apuntando al hombre para que no se levantara de su sitio y nos volviera a atacar.
Cuando de apartó de mi para dejar de besarme, me miró tiernamente y me acarició la cara. Se volvió a uno de los guardias y le preguntó:
-¿Se puede saber dónde estabas metido para que este impresentable entrara a la mansión?
-Disculpe señora Alisson, debió entrar cuando fui al baño un momento.
-¡Pues si vas al baño llama a un compañero para que vigile la entrada! ¿Cómo se te ocurre dejarla sin vigilancia?
-Señora Alisson, el muchacho es nuevo y todavía no sabe algunas instrucciones. -Dijo el otro guardia.
-Está bien. Llamad a la policía y que se encarguen de él. -Dijo tajante la señora Alisson.
Los guardias agarraron al hombre y lo esposaron atrás en la espalda para llevárselo de ahí. Me fijé en que Candy estaba con la señora Claudia muy preocupada hablando con ella. La señora Claudia estaba llorando descompuesta, ese hombre debió hacerle mucho daño en el pasado. Por su parte Rousse estaba en su sitio quieta mirándome fijamente, estaba aparentando normalidad pero yo sabía que lo que había hecho la señora Alisson le estaba comiendo el alma con grandes bocados de odio.
ESTÁS LEYENDO
HIPNOTIZADA
RomanceAnna Stone es una famosa escritora de relatos eróticos a la que le atrae el mundo del BDSM. Un día decide ir a husmear en una fiesta de esta temática y allí recibe su primer castigo de parte de una mujer que llevaba años siguiendo su carrera como es...