Capítulo 4

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A la mañana siguiente, desperté y me puse triste al darme cuenta de que estaba sola en mi cama. Recuerdo que estaba muy cansada y que ella estaba a mi lado mirándome fijamente a los ojos mientras acariciaba mi pelo, pero no sé si fue más bien un sueño que me gustaría que se hiciese realidad o si de verdad pasó eso y yo no pude disfrutarlo. Fuera como fuese, ya había pasado la realidad o el sueño, y no tenía manera alguna de saberlo.

Fui al baño a darme una ducha, cuando salí no me esperaba una visita así que cogí rápidamente y la toalla con la que me estaba secando el pelo me la puse entre mis pechos y mi coño. Habían venido Rousse y Candy.

-No te tapes, si vamos a verte desnuda más veces- Dijo Rousse con sorna.

Yo me sonrojé pero no dije nada. Rousse se acercó a mi haciendo sonar sus tacones, empezó a dar vueltas alrededor mía, observándome, a pesar de llevar esos zapatos era alta y eso me intimidaba.

-Así que la cachorrita ya ha sido estrenada... -Dijo mientras cogía un mechón de mi pelo y lo miraba con desprecio.

-Escuchad, yo no quiero llevarme mal con vosotras...no...-No terminé de hablar cuando Rousse me interrumpió.

-¡Ni nosotras tampoco!¿Por quién nos has tomado? Simplemente veníamos a avisarte de que nosotras dos somos las sumisas predilectas de la señora Alisson, todas las novatas como tú sois eso, novatas y simples juguetitos con los que ella se divierte un rato y luego, los desecha, no te creas especial y no te lo tomes como algo personal, ella es así. -Dijo Rousse.

Su voz denotaba un deje burlón y sátiro. No me dio tiempo de pensar ni de decir nada cuando la puerta de mi cuarto se abrió y apareció la señora Alisson.

-¡Qué sorpresa!¿Qué hacéis las tres reunidas aquí?

Rousse y Candy pusieron una cara de asombro y como asustadas se pusieron ambas juntas con los brazos a a espalda.

-¿Permiso para hablar señora Alisson?-Preguntó Rousse.

-Habla.

-Veníamos a ver qué tal estaba y si necesitaba algo o tenía dudas de cómo comportarse, ¿verdad Anna?

Rousse me miró haciéndome gestos con los ojos y mirando de reojo a la señora Alisson. Me sentí entre la espada y la pared. Las tres me miraban impacientes a mi respuesta. Yo no quería mentir pero si no lo hacía la señora Alisson castigaría a las dos sumisas por intentar mentirle y sería otro punto negativo para llevarme mal con ellas.

-Sí, señora Alisson, vinieron a prestarme ayuda.-Dije.

La cara de la señora Alisson cambió, se puso algo triste pero supo disimularlo dando órdenes.

-Tengo que salir a hacer papeleo, cuando vuelva voy a hablar con las tres detenidamente. Ahora marchaos de aquí, tengo que hablar con Anna.

Las dos sumisas se fueron de la habitación rápidamente. La señora Alisson se sentó en el borde de mi cama y me ordenó que hiciera lo mismo.

-Quiero saber cómo te encuentras, si te gustó lo de anoche, si hay algo que te esté doliendo ahora mismo...

Noté como en mi cara se subió de repente una calor abundante, creo que me puse colorada y con los ojos muy abiertos de vergüenza.

-Yo...bueno...estoy bien....no tengo ningún tipo de dolor...y bueno...me...me gustó... -Todo esto lo decía mientras miraba como mis dedos índices jugaban entre ellos.

-Bien, porque iremos aumentando de intensidad, simplemente te pregunto si te dolía algo porque es la primera vez que te follo por el culo y quería saber cómo estabas. Por lo demás todo bien.

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