A la mañana siguiente, la criada Olga vino a mi cuarto y me dijo que me pusiera un vestido blanco de seda muy refinado, escotado por el pecho y descubierto por la espalda, me dijo también que la señora Alisson nos esperaba a todas para desayunar en el comedor. Cuando bajé, vi a la señora Alisson sentada en la silla esperándome y a cada lado a Rousse y a Candy de rodillas, me dijo que tomara asiento pero ninguna de las dos sumisas se sentaban en la mesa con nosotras. Ambas me miraban como con indignación y enfado lo que me hacía sentir bastante incómoda.
Cuando los sirvientes nos trajeron el desayuno, yo pensé que Rousse y Candy se sentarían por fin en alguna de las sillas pero no, les sirvieron un plato en el suelo y se dispusieron a comer ahí con las manos. Yo me quedé asombrada pero no dije nada, comí y cerré la boca.
-Ahora daremos un paseo por el jardín ¿te apetece sumisa?-Me preguntó la señora Alisson.
-Me...me pregunta usted a mí... ¿no debería ser al revés? Digo... es usted quien ordena...
La señora Alisson se quedó callada unos segundos y contestó:
-Sí, es cierto, soy yo quien ordena, pero aún eres nueva en esta casa y quiero que te amoldes a ella, no quiero meterte tanta presión siendo nueva en el BDSM, no quiero que salgas huyendo.
-¿Desde cuando tanta consideración con una nueva? Ni con nosotras ha sido así.-Contestó Rousse encelada.
La señora Alisson giró la cabeza asombrada por tal contestación, se levantó, la agarró del pelo y tiró de ella haciéndola poner de pie.
-Acabas de estropear mi desayuno ¡zorra! ¿Quien te ha dado vela en este entierro? Ahora vas a saber lo que es bueno. ¡Apóyate en la mesa!¡Vamos!
La señora Alisson ordenó a Olga que le trajera la vara y ella inmediatamente se la trajo, le dio cien porque se los hizo contar uno por uno, Rousse lloraba pidiendo clemencia pero la señora Alisson estaba inmersa en el castigo y hacía caso omiso a lo que su sumisa le decía.
Cuando terminó el castigo, le ordenó marcharse a su habitación a la cual se marchó rápidamente sin vacilar. La señora Alisson volvió a ponerse a desayunar con tranquilidad, como si nada hubiera pasado. Al mirar hacia su lado izquierdo vi que Candy me seguía mirando pero esta vez con odio en sus ojos. Entonces me entró miedo y me pregunté si hice bien en venir aquí.
Una vez hubimos terminado el desayuno, me dijo que la acompañara hacia el jardín detrás de ella no pudiendo evitar admirar su esbelta figura, era tan hermosa...
-Las sumisas están celosas, pero no temas, también son celosas entre ellas y se han peleado varias veces, he tenido que castigarlas duramente por sus comportamientos, lo que no me esperaba era esa actitud desafiante de hoy...
Yo seguí mirándola y escuchándola.
-Bueno Anna me he estado informando sobre tu trastorno, es bastante preocupante e importante cabe decir, pero no por ello vas a dejar de ser mi sumisa, te cuidaré y te protegeré, quiero que cualquier cosas mala o negativa que se te pase por la cabeza me la cuentes, para eso soy tu Ama.
-Gracias señora Alisson.- Dije muy agradecida e impresionada por sus palabras.
-No obstante tengo una mala noticia que darte, vas a ser castigada.
-Por...por qué señora Alisson.- Esto me cogió por sorpresa.
-Esto debiste decírmelo cuando te presenté el contrato no cuando te iba a hacer mía, en lugar de eso me fui a buscar información, no quería que nada te influyera para mal.
-¿Por qué tanta preocupación por mi señora Alisson?Soy una simple sumisa...-La señora Alisson se puso frente a mí, se acercó a mi boca lo suficiente como para casi rozar mis labios, me miró a los ojos y me sonrió, me quede embobada mirándola hasta que de repente ¡plash! Me dio una bofetada en el moflete izquierdo.
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HIPNOTIZADA
RomanceAnna Stone es una famosa escritora de relatos eróticos a la que le atrae el mundo del BDSM. Un día decide ir a husmear en una fiesta de esta temática y allí recibe su primer castigo de parte de una mujer que llevaba años siguiendo su carrera como es...