Descubriendo el verdadero amor (Terminada)

Cap 1 - A SALVO

JULIA

Me despierto sobresaltada, me siento en la cama, mi pecho sube y baja rápidamente, mi respiración está agitada, mi corazón late muy fuerte, un sudor frío me cubre la espalda y la frente. Las manos me tiemblan, y trato de respirar para tranquilizarme.

Él no está aquí, él ya no puede hacerme daño. Él no está aquí.

Repito ese mantra una y otra vez, buscando alejar esa maldita pesadilla de mi cabeza. He tenido el mismo sueño durante estos últimos dos meses, siempre sueño con la última noche que pase con Diego. La noche que logre escapar de él.

Desde entonces estoy en el Centro para Mujeres y aunque aquí he recibido contención, aún así temo dormir por las noches porque odio soñar con ese día, como mucho logro dormir unas dos horas por cansancio pero siempre me despierta la maldita pesadilla. No logro dejar de rememorar esa noche, los recuerdos de Diego y las marcas en mi cuerpo no me dejan olvidar nada.

El Centro para Mujeres es un lugar que contiene a mujeres que fueron maltratadas físicamente por una pareja o algún familiar. Llegué aquí después de que me dieran el alta en el hospital, al que me llevaron después de esa terrible noche.

Cuando logré salir de la casa, caminé algunos pasos más allá de la puerta principal, trate de hablar, gritar, pedir ayuda pero no pude, me dolía todo el cuerpo y me desmayé. Por lo que conseguí recordar después, sé que una vecina salió de su casa a socorrerme al verme desmayada en el jardín cubierta de sangre y que su marido llamó a la policía. Le agradezco a esas personas.

En el hospital me curaron todas las heridas, me realizaron análisis y radiografías. Terminé con muchas heridas por los vidrios, una costilla rota, con varios moretones en la cara y el cuerpo. La policía me interrogó, quisieron llamar a mi familia pero me negué, odiaba pesar que mis padres, con los que no he hablado por casi dos años, se enteren por la policía que su hija menor estaba en el hospital tras escapar del maltratador de su pareja. No, no iba a dejar que eso pasara. La policía me dijo que a Diego lo habían llevado a otro hospital y que estaba grave, pero no quise saber nada más de él.

Después de estar unas semanas internada me llevaron al Centro para Mujeres. Lugar que ha sido mi hogar por dos meses. Sin embargo, mañana debo abandonarlo e ir a un lugar seguro, como la casa de mis padres por ejemplo, pero la verdad no quiero ir con ellos, no quiero que se preocupen por mi, nadie sabe lo que me paso, y por ahora quiero que así sea. Sólo quiero irme de esta ciudad y empezar de cero en otra parte.

Largando un gran suspiro, me levanto de la cama y me visto con un jeans negro y un buzo verde enorme que me hace sentir protegida y unas zapatillas blancas. Me peino y salgo para mi terapia grupal.

Recorro los pasillos de esta antigua casona que alberga a tantas mujeres lastimadas. Este lugar está lleno de historias tristes y dolorosas. Cuando llego a la sala donde están mis compañeras suspiro antes de entrar y me siento en la misma silla que he ocupado durante estos dos meses, me siento al lado de Lety, mi amiga aquí.

Hasta ahora no he participado mucho de las terapias grupales, sólo he dicho lo básico, la verdad no me gusta hablar de eso. Aquí todas han compartido sus terribles historias, muchas han sufrido violencia física en manos de una pareja, sólo una chica está ahí por ser abusada por su padre.

Siempre que escucho un relato de ellas me es inevitable no revivir lo que me pasó. Muchas veces me pierdo en los recuerdos y puedo escuchar cada grito, sentir cada golpe, cada lágrima derramada, puedo sentir mi desesperación por escapar de él.

La última imagen de Diego se me cuela en la mente, sus ojos negros me asesinan mientras cae al suelo después de haberlo apuñalado con un pedazo de vidrio. Su cuerpo está cubierto de sangre y sus ojos parecen apagarse lentamente.