Saturno Y Su Eterna Primavera

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—Hospital —

Mis fracturas no fueron más allá de lo que esperaba, el hombre cobarde me golpeó como si no hubiese mañana, sólo que no contaba con mi resistencia, ya viví un secuestro peor de niña, esto es como haber subido al carrusel por primera vez. Mi molestia es que ha despertado la preocupación de Lena, ella me permite descansar, pero, sé que quiere saber todos los detalles y no sé si estoy dispuesta hablar sobre mi pasado, ella conoce una parte, y hubiese querido este día jamás llegara. Ella fue a comer por mandato de su madre, lo cual agradezco, quiero estar a solas con el director de hospital.

-Señorita Kara, ya estoy aquí, ¿Qué necesita? –

-Necesito que borres mi expediente — Me mira con sorpresa — No quiero que mi madre se entere sobre este incidente-

-Pero, usted está...-

-Te recuerdo quien es la heredera de lo que ahora ella maneja, no me quieres tener de enemiga, Oswald — Amenazo y se coloca nervioso — ¿Sabes cuánto me llevaría cerrar este hospital? — Sonrío con malicia — Un día, quizás menos-

-No... No es necesario, le aseguro que la señora Miranda no sabrá de este incidente-

-Me alegra que seas astuto, y una cosa más, la señorita que vino conmigo-

-Sí, Lena-

-Sí le pregunta sobre mi condición, hable con la verdad, es la única que puede saber todo-

-Entendido-

-Retírate-

Es fácil amenazar a Oswald, ya que está tomando recientemente el lugar de su padre, y sabe que mi familia es más dueña de este lugar que la suya, tengo la coartada perfecta, así la bruja no sabrá de esto, aunque dudo que le importe. Veo a Lena volver con ropa diferente recién aseada, es grato que la señora Adara la pueda controlar, quizás algún día le pida consejo para ello.

-El doctor dice que tienes la nariz rota, y por fortuna la cirugía funcionó para tu mandíbula, pero, tienes que guardar mucho reposo, y estoy preocupada porque no estaré contigo-

-Stefan cuidará bien de mí, te aseguro que no me permitirá mover un solo dedo, aunque necesito fingir que estoy bien, ya sabes, los demás guardaespaldas creen que estoy en casa ahora-

-Cierto, no me agrada la idea de que te exijas demasiado, pero no puedo hacer nada — Cierra los puños con frustración.

-Oye — Extiendo mi mano y ella la toma — Tengo una idea loca-

- ¿Ahora que tienes en mente? –

-Ven conmigo a la mansión, la mejor manera de eludir la guardia es hacerles creer que estoy cautiva realmente, no sospecharán si no salgo, pensarán que no quiero hacerlo-

-Realmente es una idea loca — Se mofa.

-Vamos, te aseguro que funcionara — Muevo las cejas — Sólo le diremos a la Señora Adara, los demás no deben saberlo, ¿De acuerdo? –

-Pero Kara...-

-Por favor — Hago un puchero y vira los ojos — ¿Acaso no quieres cuidar de tu dulce novia, casi prometida? — Esto la hace sonrojar, nunca la dejaré olvidar lo que dijo.

-Bien, sí estás tan segura de que funcionará, lo haremos-

La atraigo hacia mí y ella cede para no lastimarme, recibiendo mi beso. Toma asiento a mi lado para estar en una mejor posición al besarme, así que tomo la oportunidad para abrazarla, recorriendo su espalda con mis manos y desciendo mi mano izquierda hasta su muslo, ascendiéndola nuevamente hasta su glúteo, ella gime con aparente sorpresa, y lo sé porque se aparta rápidamente, mirándome como si estuviera loca.

The 4 Seasons Of SaturnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora