Torneo

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POV POCHÉ

-Jefa, está el arquitecto Rojkind al teléfono, lo comunico.-

-Gracias Meli.- Dije levantando el teléfono.

-Aló-

-Majo ¿cómo estás?- me preguntó.

-Súper bien Michel, ¿y tú?-

-Yo esperando una respuesta, sabes que es un proyecto que traigo aquí con los chavos de la constructora, hacer alianzas con gente chingona de Latinoamérica, tu trabajo me encantó, pero si no recibo una respuesta pronto tendría que empezar a buscarle por otro lado.-

-Yo lo sé, en serio perdón por la tardanza, trabajar contigo sería un sueño para la María José arquitecta, pero para la María José mamá es muy difícil dar ese paso.-

-México es un país hermoso, no es que el tuyo no lo sea, pero en serio el vivir en un país como este sería grandioso para que tus hijas crezcan. Tiene inseguridad y eso igual que Colombia, pero la cultura mexicana es una chulada.-

-Yo amo México te lo juro, pero si acepto tu propuesta tendría que ir sola, me divorcié hace casi tres meses, y no me atrevería a llevarme a mis hijas tan lejos de su mamá.-

-Mira tengo la edad suficiente como para ser tu padre, y como eso te daré un consejo. Sigue tus sueños, te lo dice alguien que tuvo una banda de rock y terminó siendo arquitecto.-

-Gracias, pero con todo el dolor de mi corazón tengo que rechazar tu oferta, no podría estar lejos de mis niñas.-

-Piénsalo, en serio me gustaría trabajar contigo, te llamo en unos días.-

-Gracias.- Y colgué la llamada, ya no quería pensarlo más, entre más lo hacía más me ilusionaba la idea de estar en México y más me dolía el corazón al dejar a mis hijas… y a Calle.

El tomar la decisión de separarnos de manera definitiva me dolía más de lo que le había expresado a cualquiera, daría todo de mi para no haber hecho las cosas mal en el pasado, todo hubiera sido distinto si esta oportunidad se me hubiera dado aún casada con Dani. Lo único que me quedaba para este momento era cuidar a mis niñas, ellas valían cualquier sacrificio, incluso el dejar mis sueños de lado.

Sonó mi teléfono y lo tomé sin revisar quien llamaba.

-Aló-

-Aló, le habla el mejor exsuegro del mundo.-

-Mmmmm no lo conozco una disculpa.- dije bromeando.

-Y sigues restando puntos enana.- me hizo reír, algo que no hacía hace mucho.

-¿A qué se debe el honor de su llamada, querido exsuegro?-

-Te llamo para invitarte este fin de semana a un torneo de tu deporte favorito.-

-Uff seguro lo gano .- le dije bromeando una vez más.

-Buenos en realidad tengo aquí a alguien que te va invitar.- Dijo alejándose del teléfono para dárselo a alguien más.

-¿Mami?- escuché la voz de una de mis chiquitas, sabía perfecto que era Ainara, las podía reconocer incluso sin estarlas viendo, a pesar del parecido que tenían en todos los aspectos.

-Dígame señorita guapa.-

-¿Quieres acompañarnos a verme jugar golf? Dice mi abuelito que les voy a patear el trasero a todos.- A pesar de la risa que me causó su comentario me mantuve sería.

-Aini, no digas eso, les ganarás a todos. Y claro que voy a estar viéndote y animándote en primera fila.-

-Ok no le pateare a nadie el trasero. Gracias mami, le preguntas a mami Dani cuando sale el vuelo.- Pensé que era en Colombia, pero sin duda estaría en cualquier parte del mundo con mi niña.

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