Tímido

"Decisiones."

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Tal como le dijeron, las cosas se volverían un poco calientes en su relación después de la primera vez.

Ahora estaba gimiendo tanto como podía en su propio auto, mientras Wen Ning lo toca, extasiándose maravillado de su piel; El auto se movía, porque claramente uno de los dos tenía que saltar, y ese era JingYi.

Jamás creyó estar dando sentones sobre el pene de su novio, así como jamás creyó experimentar con el sexo oral.

Le había salido bien, para ser su primera vez, aunque Wen Ning se corrió en su boca, sin embargo, él se lo tragó.

Aunque no sabía mal.

Wen Ning tendría su concierto en unos días más y él entraría a la universidad.

Así que liberar un poco de estrés, era buena idea.

—Ah...¡Ah!—soltó un gemido agudo, sintiendo cada vez más profundo el miembro del mayor, quien parecía mostrarse sumamente feliz de que su pene fuese montado en un auto.

Wen Ning le ayudó un poco más con las caderas, creando un vaivén más intenso que el anterior—ah...¡Ah!, ¡AH!—sintió un golpe profundo en su próstata, de alguna forma, ese gemido fue una melodía en los oídos de Wen Ning, quien, con tal de escucharlo de nuevo, volvió a golpear intensamente su próstata—¡AH!..¡A Ning!—terminó jadeando, corriéndose entre ambos vientres.

Wen Ning sonrió al encontrar la palanca que bajaba el asiento, JingYi finalmente entendía el porqué a Wen Ning no hay que darle cuerda.

Wen Ning lo pone contra el asiento reclinado, coloca ambas piernas sobre sus hombros y le da un beso.

—Nos queda un condón—JingYi asintió.

Que bueno que sus padres estaban de viaje de negocios, sino, tendría hora de llegada.

—Entonces, aprovechémoslo bien—le sonrió.

JingYi se distrajó, pero regresó su atención a lo que hacían cuando sintió la primera estocada.

—Entra fácilmente—JingYi sentía que todas sus hormonas le nublaban los sentidos importantes, a excepción del tacto—ah...ah....ngh—si fuese una zona concurrida o un estacionamiento, posiblemente escucharían el rechinar del auto moviéndose por ellos y los atraparían enseguida.

—Ah...ah..angh—gimió aferrándose a la espalda de Wen Ning con sus uñas, quien ya había bajado sus piernas de sus hombros, extendiéndolas de par en par, dejándolas descansar a los costados.

A medida que las embestidas se hacían más intensas y sus respiraciones un más jadeantes, los vidrios del auto comenzaron a empañarse, y los movimientos del auto se hicieron cada vez más constantes.

Las manos de Wen Ning de paseaban por el torso del menor, mientras que su espalda era rasguñada por el mismo cada que entraba y salía de él.

Wen Ning sentía que el pequeño cuerpo de JingYi era una maravilla, tan delicado como el tallo de una flor y tan elegante, suave al tacto como los pétalos y de presencia fragante en cualquier lugar.

Como botánico, JingYi sería esa flor en peligro de extinción, a la que tanto anhelaba proteger y resguardar del vano mundo del ser humano, fuera de la contaminación y el maltrato que muchas de su especie sufrieron.

JingYi era esa flor especial que jamás dejaría de mirar aún si estuviera muy cansado.

Aún si las palabras que tanto anhelaba decir se quedaban a medias en su garganta, podía expresarlas de mil y un formas.