Capítulo 13

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— Inténtalo de nuevo... Tienes que usar bien la lengua...

— Opino que lo estoy haciendo mal, alteza. Se me enreda... No puedo hacerlo.

— Vamos, tú puedes, sigue leyendo.

— Tengo... U... Una gallina pin... Pinta. — Suspira con desilusión. — Viene la parte más complicada.

— Te ves adorable cuando haces pucheros.

Angie decidió aprovechar la visita de Anastasia y comenzó a enseñarle algunas cositas, luego de hablar un poco de la vida de ambas. La princesa le había ayudado a escribir su nombre, pero varios intentos fallidos hicieron que la campesina quedara frustrada y ya no quería realizar nada.

Pero la princesa no se rindió y buscó entre sus libros un pequeño cuaderno que contiene muchos trabalenguas. Desde los más fáciles hasta los difíciles. Los intentos han quedado fallidos, sin embargo, la campesina ha logrado leer en voz alta una que otras palabras.

— Esto es muy difícil. — La chica ignora eso que dijo la princesa.

— Vamos... Tú puedes hacerlo. Confío en ti. — Muy sonriente, se acerca un poco más a la chica y con un lápiz señala el trabalenguas para que ella lo pueda leer.

— Pipi... Pipirín. — Hizo una mueca y comenzó a rascarse el cabello como muestras de fracaso.

Mientras que trata de leer, Angie no puede dejar de observarla. Ese olor a frutas, mezclado con el sudor, le produce un poco de paz y tranquilidad. Esos ojos achocolatados, al igual que los de ella. Tan preciosa con ese cabello de color cobre, suelto y un poquito ondulado. Junto con esas pecas en su rostro que le hace notar esa inocencia que le caracteriza.

La presencia de Anastasia hace estragos en su corazón y esa extraña sensación que nunca había sentido está ahí. Tiene una vaga idea de lo que puede estar pasando y apenas se recupere, lo hablará con alguien que en verdad le pueda aclarar un poco la situación.

— Me rindo, alteza. — Sonríe apenada y Angie asiente con la cabeza comprendiéndola y deja a un lado el cuaderno de trabalenguas.

— Me encuentro actuando como si no me preocuparas en este instante. — La chica frunce el entrecejo al escuchar eso que dijo la princesa. — Estoy disfrutando de tu compañía, pero no puedo evitar pensar en lo peligroso que es para ti el estar aquí. — Sonríe. — A mi padre le daría un infarto al mirar que tú estás acá.

Anastasia sabe que tiene razón, pero muy poco le importa. Quería mirar a la princesa, estar con ella. Verificar que todo esté en completo orden y que su padre no haya realizado algo malo en contra de su hija.

— Deberías irte Anastasia... No es porque te esté corriendo o algo así. Solo que no quiero que estés en problemas. — La campesina baja su mirada al saber que, por algún extraño motivo, le es imposible sostenerle la vista profunda que le está otorgando Angie a ella. — Empieza a oscurecer y mi padre no demora en llegar.

La chica asiente dándole la razón a la princesa en su mente.

La puerta de la habitación de Angie fue tocada por dos golpes asustándolas a ambas. Sin embargo, al escuchar el nombre del individuo que está detrás, se relajaron un poco. Anastasia se incorporó en su lugar luego de que brincara con rumbo a esconderse de bajo de la cama.

— Adelante. — La princesa suspira un poco y trata de calmar esa sensación de susto que tuvo.

— Perdón por interrumpir, pero... Anastasia. — Ivy logra llamar la atención de la chica. — Necesitas irte... Ya estoy arriesgando demasiado y el rey no demora en llegar.

La Dama y La Criada © [GL] (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora