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- ¿Estás planteándote el boxeo como actividad para pasar las horas muertas?

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- ¿Estás planteándote el boxeo como actividad para pasar las horas muertas?

La voz de Fabio la sacó de sus pensamientos en el instante en el que una de las presa que peleaban frente a ella caía al suelo con un golpe sordo. Al alzar la cabeza un hilillo de sangre cayendo por su barbilla recién abierta obligó a Olivia a apartar la mirada.

- Prefiero curar heridas - respondió finalmente, clavando los ojos en el funcionario, que seguía a su lado a la espera de una respuesta - No provocarlas. Además - añadió en el momento en el que percibió una sombra rubia a su derecha - Tu presa favorita ya se ha metido en el deporte.

El ceño de Fabio se frunció hasta que la morena señaló a una Macarena que se estaba empezando a poner los guantes de boxeo.

- La irá muy bien, ¿no crees? - preguntó con ironía al ver como el saco que Macarena acababa de golpear regresaba hacia ella con fuerza, golpeándola y provocando que tuviera que dar un par de pasos hacia atrás para recuperar el equilibrio.

- Macarena no es mi presa favorita - se limitó a responder el funcionario.

- ¿Ah, no? - fingió no estar interesada en la conversación a pesar de que una traviesa sonrisa asomó por sus labios - ¿Quién tiene entonces ese honor?

- Prefiero dejarte con la duda - fueron las últimas palabras que el hombre pronunció antes de abandonar el gimnasio.

Olivia se giró ligeramente para observarlo marchar con una sonrisa. Sonrisa que no tardó en borrarse en el momento en el que sus ojos conectaron con unos verdosos que no parecían augurar nada bueno.

Zulema se acercó a ella con pasos tranquilos, pero justo cuando parecía que se iba a detener a su lado, pasó de largo hasta llegar junto a la rubia. Esta vez fue la morena quien frunció el ceño. Centró la atención en la pareja antes de apartar la mirada con una sacudida de cabeza. No tenía pensado entrar en los juegos de la mora. Y mucho menos si estos incluían a Macarena. Una parte de ella le decía que esa rubia no haría más que traerle problemas y, sinceramente, ya tenía suficiente con Zulema.

Un simple error [Zulema Zahir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora