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Olivia salió de la prisión a altas horas de la madrugada

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Olivia salió de la prisión a altas horas de la madrugada.

Después de lo que había sucedido con Sandoval, el inspector Castillo las había tenido a ella y a Altagracia encerradas en una sala para entrevistarlas al respecto. Ambas habían dado la misma versión de la historia: intentaron entrar en la enfermería pero no pudieron. Y punto.

Aparcó el coche a unos metros del portal del edificio de Helena y se mantuvo unos segundos en el interior, pensativa. Mañana mismo volvería a su piso. Lo había decidido tras leer el mensaje de su casera. No le disgustaba convivir con Helena, pero empezaba a intuir que algo no iba precisamente bien entre las dos y creía que igual era el momento de dejar que la policía recuperase su independencia.

Un escalofrío recorrió su cuerpo de arriba abajo cuando una ráfaga de aire frío levantó su abrigo para adentrarse entre los pliegues de su ropa. En el camino en ascensor trató de entrar en calor, aunque sus esfuerzos fueron en vano.

Metió la llave en la cerradura lo más despacio posible para evitar hacer ruido y no tardó en encontrarse envuelta en la calidez del piso. Toda la casa estaba sumida en la penumbra e intuyó que Helena ya hacía un par de horas que se habría ido a dormir.

Caminó hasta la cocina en busca de algo con lo que llenar el estómago, pero nada de lo que vio la convenció. Se movió con sigilo por los pasillos hasta llegar a su habitación, donde se encerró. Sin molestarse en quitarse la ropa se metió entre las sábanas, sintiendo como poco a poco estas se iban calentando por la temperatura de su cuerpo.

Despertó a la mañana siguiente con el sonido de su teléfono al recibir una llamada. Contestó sin fijarse en el número que aparecía en la pantalla.

- ¿Sí?

- ¿Olivia? Soy Alex - la saludó el director de Cruz del Norte - ¿Te pillo en un mal momento? Sé que es muy temprano y que apenas habrás dormido, pero te necesito en la enfermería. Tengo que encargarme de todo lo administrativo y no puedo estar allí en el caso de que alguna de las presas necesite algo.

- En una hora estoy allí - susurró en respuesta, teniendo el tiempo justo de escuchar un "muchas gracias" antes de que la llamada se cortara. MIró entonces la pantalla de su móvil y soltó un quejido al ver que eran las siete de la mañana. No había dormido ni cuatro horas.

Un simple error [Zulema Zahir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora