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 Dos meses

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Dos meses.

Dos meses era lo que llevaba con ese horrible dolor de cabeza que la martirizaba día sí y día también.

Dos meses desde que había acabado con la vida de aquel hombre.

Dos meses desde que había echado su futuro a perder.

Dos meses desde que el juez pronunció aquella palabra. La palabra que la había condenado a pasar parte de su vida en prisión.

Culpable

Qué sencilla era y cuánto implicaba.

Recordaba con total claridad la voz ronca del hombre al pronunciarla. Como deslizaba la lengua por sus labios, deleitándose al poder condenarla de una vez por todas. Como había sonreído con satisfacción cuando ella se había derrumbado por completo.

Culpable. Culpable. Culpable. ¿De qué?

Tomarse la justicia por su mano había sido el mayor de sus errores, no tenía duda de ello, pero también había sido el mayor de sus aciertos. La tranquilidad que invadió su cuerpo al observar como el hombre que había acabado con la vida de su hermano perdía la vida fue mayor que la culpabilidad que la embargó al tomar conciencia de en que se había convertido. Una asesina. Eso es lo que era.

Asesina. Asesina. Asesina

El día en que aquello sucedió se encuentra difuso. Son muchas las lagunas que inundan su mente, algunas que desordenan los hechos, lagunas que le impiden saber qué fue real y que fue fruto de su imaginación. Lo único que recuerda con total claridad es el calor de la sangre en sus manos, el olor metálico grabado a fuego en su mente. El extraño sabor cuando se mordió la lengua al comprender que había hecho.

Con los ojos cerrados recordó todas esas sensaciones antes de abrirlos de golpe cuando una intensa arcada la invadió. Irremediablemente se inclinó hacia la izquierda para vaciar todo el contenido de su estómago que, a decir verdad, poco era, pues llevaba varias semanas sin apenas probar bocado.

Había pasado dos meses en una cárcel de Toledo. Dos meses ciertamente horribles, donde las pesadillas se habían convertido en su única compañía, en las protagonistas de sus noches y sus días. Dos meses en los que había hecho todo lo posible por pasar desapercibida, por ser ignorada en una prisión donde todas buscaban a alguien en quien convertir en su mula de carga, alguien a quien arrastrar a una mala vida.

Un simple error [Zulema Zahir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora