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Tal y como Zulema había supuesto, Olivia se encontraba en aquella zona a la que la había llevado aquella vez para poder hablar

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Tal y como Zulema había supuesto, Olivia se encontraba en aquella zona a la que la había llevado aquella vez para poder hablar. Había dejado el coche aparcado entre dos árboles y se encontraba sentada en el medio de la hierba, con la cabeza apoyada en la palma de sus manos.

Apagó el coche y se mantuvo a una prudente distancia para observarla. Había hecho las cosas mal, muy mal. Era consciente de ello. Había pasado 12 años jodidamente sola en Cruz del Norte. Y en todos esos años no había olvidado a Olivia. Porque no podía hacerlo. Y porque tampoco quería.

Había hecho las cosas mal, si, pero estaba dispuesta a remediarlo. Y aunqur Olivia se lo ponía muy difícil, estaba dispuesta a demostrar que había cambiado, que ya no era la de antes. Que podía ser mejor. Mejor por ella.

A paso lento se fue acercando, agradeciendo que la hierba amortiguara el sonido de sus pasos. Terminó sentándose al lado de la morena, que la había escuchado llegar pero que no había cambiado su posición.

No se dijeron nada.

Zulema miraba a Olivia y esta miraba al frente. Y nada más.

- Lo siento - dijo finalmente la pelinegra - Siento lo de la comida. Y lo siento todo. Lo de Cruz del Sur, lo de Cruz del Norte. Siento haber traicionado tu confianza. Siento haberte mentido. Y siento haberte hecho creer que la libertad era más importante que tú - se detuvo a coger aire pero no tardó en continuar, pues sabía que si no lo decía todo en aquel momento, nunca lo diría - Cuando fue el motín de Cruz del Norte y te vi marchar con Helena me sentí la persona más... Más... - no sabía que palabra usar para poder describir lo que había sentido - Desdichada. Sólo en aquel momento fui realmente consciente de lo que había perdido. Te quiero, Olivia - la morena la miró - Y te quise, y te voy a querer siempre. Y ni siquiera sé porqué - suspiró - Desde el primer minuto que pusiste un pie en Cruz del Sur, con esa mirada perdida y esas pocas ganas de vivir, me sentí unida a tí. Como no me he sentido unida nunca a nadie. Y sé que lo he hecho mal, por supuesto que lo sé. Pero yo ya no soy esa persona, ¿lo entiendes? Ya no lo quiero ser - su mirada se fue perdiendo poco a poco en la de la contraria - Me queda poco tiempo y no lo quiero pasar lejos de ti - añadió en un susurro que fue apenas audible.

Un simple error [Zulema Zahir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora