ALWAYS YOURS #3 (Saga STARVING)|Christopher Vélez(Completa)

C7. Señor Irrelevante.

—Ya sé que cualquier cosa que yo te pueda decir en este momento sonará como una gran mierda…—comienzo sin saber muy bien que decir.—pero tu padre es un hombre fuerte ¿sabes?

Los ojos rojizos e hinchados de Erick me miran un segundo y niega lentamente.—Ya lo sé.

—Va a estar bien, Er.—murmuro colocando mi mano sobre su hombro.—Como dije, tu padre es un hombre  sumamente fuerte y va a salir de esta, Erick…

—¿Qué pasa si no?—cuestiona sin dejar de mirarme.—¿Qué pasa si no, Chris? Si mi papá se muere yo…

—No digas eso.—inquiero en voz baja.—Mejor piensa positivo, Erick.

Levanto la mirada y cuando mis ojos se encuentran con la figura de Yanelis caminando hacia nosotros, mi corazón se estruja dentro de mi pecho. Sus ojos empañados me miran fijamente y niega firmemente cuando llega hasta mí. Mi instinto me hace ponerme de pie y envolverla en un férreo abrazo en el mismo momento en el que ella de desmorona entre mis brazos.

—Si mi papá se muere, yo también me voy a morir, Chris…—hilvana entre sollozos.

—No digas eso, mi amor.—respondo en voz baja.  No le va a pasar nada a él ni a ti tampoco.—decido.—Porque es muy fuerte, Yan. Los dos lo son…

—No sé como es que pudo pasar esto pero…la angustia que siento es muy real, Chris…—me explica en un hilo de voz.

—Pues tienes que confiar.—susurro.—Además, lo están atendiendo muy bien, Yan. Y sino es suficiente, entonces lo llevaremos a otro lado pero va a estar bien, así que…retira esas lágrimas ¿sí? Porque odio verte llorar, no tienes ni idea de la impotencia que siento…

—Es que yo…—comienza pero luego se queda en silencio.—Aarón…

Levanto la mirada y mis ojos se encuentran con los ojos grisáceo-azulados de mi cuñado, me mira un segundo antes de volver su atención a Yanelis.—Ven aquí, enana.—responde en voz baja. Entonces mi atención se posa en Danna que camina con pasos lentos juntos a Gabbe mientras ella le habla en voz baja. La rubia deposita un pequeño beso sobre la mejilla de mi esposa antes de marcharse, ella se vuelve  y su atención cae en mí. Me pongo de pie lentamente y cuando finalmente llego a ella, sus brazos envuelven mi cintura y su rostro se esconde en mi pecho permitiéndome en el proceso disfrutar del olor dulzón de su cabello.

—¿Qué haces aquí?—pregunto en voz baja.—Es decir, amo que lo estés pero se supone que tenías una semana de trabajo por delante y…

Ella niega lentamente.—No podía quedarme en Londres sabiendo que Er la estaba pasando mal.—responde anclando sus ojos en los míos.—Mi familia es primero, ¿recuerdas?

—Te amo.—susurro y ella me sonríe débilmente.

—Te amo.—repite.

—Mi amor, sé que las cosas entre nosotros están raras y es mi culpa pero yo…—niega haciendo que mis palabras cesen de golpe.