C11. Pequeña Yannie.

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Días después…

Christopher detiene sus pasos delante de mí haciendo que mi cuerpo choque con el suyo sin que pueda evitarlo. Mi torpeza combinada con el  cansancio y el algo grado de distracciones que estoy manejando el día de hoy en cantidades descomunales son una mala combinación y un peligro para las personas a mi alrededor. Aun así, sus brazos me toman con fuerza evitando mi inminente y vergonzosa caída y nuestros ojos se encuentran. Me ofrece una pequeña sonrisa que hace que mi cuerpo tiemble en sincronía y coloca un beso fugaz sobre mis labios enviándome directamente al cielo sin dejar de pisar la Tierra.

—¿Estás bien?—pregunta sin dejar de mirarme.

—Lo siento, estaba distraída.—respondo en voz baja.

—Me he dado cuenta, mi amor.—se ríe.—Pero no me refería a eso…

—¿Entonces?—murmuro.

—Dan…puedes intentarlo con más ganas porque te conozco como la palma de mi mano y sé que algo te pasa…—pausa—y sé que no te puedo ni voy a presionarte para que me cuentes pero me gustaría saber; porque eres mi esposa y bueno…¿nos tenemos confianza, verdad?

—Sí…

—¿Entonces?

Aparto la mirada un segundo tratando de encontrar una respuesta coherente pero el hecho de que su brazo esté sosteniendo mi cintura y manteniéndome tan cerca de su cuerpo, que sus ojos me estén mirando de la manera en que lo están haciendo y de que su mano libre tome mi barbilla y me obligue a mirarlo me complica un poco la tarea. Joder, me la complica mucho en realidad.

—Sólo no estoy teniendo buenos días…—confieso finalmente.

—¿Y por qué no me lo dijiste antes…?—pregunta otra vez.

No tengo muy claro a quién de los dos le quiero pegar. Si a Christopher por afectarme de la manera en la que lo está haciendo o a mí misma por ser tan débil cuando se trata sobre él.

—Es que yo…—comienzo pero su voz cautelosa que sale como una caricia para mi corazón me interrumpe.

—Eres mi esposa, Dan.—me recuerda como si pudiese  o quisiese olvidarlo alguna vez.—Y quiero que me tengas la confianza suficiente para contarme las cosas que te pasan porque me preocupas, muchísimo…además, quiero ayudarte en todo.

—Lo siento—susurro y él niega.—Lo siento mucho, en serio.

—Está bien, mi amor—inquiere dejando un beso sobre su frente.—Pero en serio, Dan…quiero que me hagas participe de las cosas que te pasan porque sino lo haces, no podré ayudarte…

—Lo haré, lo prometo.—respondo sincera.

—¿Te gusta estar de vuelta en Los Ángeles?—pregunta cambiando de tema mientras me libera. Su mano busca la mía y entrelaza nuestras manos mientras caminamos hacia el estacionamiento subterráneo del edificio para buscar el auto.

—Sí.—asiento.—Extrañaba el calor de aquí…Lisboa es lindo pero vamos; Los Ángeles también lo es…

—Lo sé.—admite en voz baja.—Pero bueno…ahora mismo vamos a olvidarnos de eso porque nos espera un día genial en la playa con nuestros hermanos…

—Odias la playa.—le recuerdo y él se ríe mientras los dos entramos en el auto.—Siempre dices que la arena no es tu fuerte…

—Porque no lo es.—responde encogiéndose de hombros.—Pero vamos…una vez al año no hace daño.—anuncia restándole importancia y poniendo el auto en marcha.—Además con los chicos será mucho más interesante y divertido ¿no crees?

ALWAYS YOURS #3 (Saga STARVING)|Christopher Vélez(Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora