ANIME X TÚ [] ONE-SHOT [] LEMON

KEN RYUGUJI [2/2]

—¡Yoshida-san!

Volví mi vista hacia atrás, cruzándome con uno de mis compañeros de clase.

—Sato-kun.

—¿P--Podría acompañarte a casa?

—¿Eh?—me sobresalté—. Yo...—agaché la cabeza—. Realmente no creo que debas.

—¿Entonces es cierto?—su tono era extremadamente tranquilo—. Tu madre es...

—Bueno—acomodé la bolsa sobre mi hombro—. Debo irme. Siento si te has sentido incó-

—¡N--No es nada de eso!—se apresuró a decir—. Al contrario. Siento si te he hecho sentir incómoda—sonrió—. ¿Y bien?

—¿E--Eh?

—¿Me dejarás acompañarte?

—¡Ah! C--Claro...

—¡Entonces vamos!

Aparté mi mano de inmediato al sentir su contacto físico. Me miró por unos momentos con una expresión confusa, pero esbozó una sonrisa antes de darme espacio para caminar a su lado.

—¿Sabes?—habló para romper el hielo—. La gente dice que das miedo por la forma tan fría con la que tratas a los demás. ¡Pero yo pienso que eres una persona realmente agradable!

—A penas me conoces—fijé mi mirada en él.

Parecía nervioso.
Entonces recordé las palabras que grabé en mi cabeza y en mi corazón.

—Ya estamos cerca—me detuve—. Acabo de recordar que tengo que hacer unos recados antes de ir a casa.

—Oh. Podría-

—No importa—sonreí—. Ve a casa, yo estaré bien.

—Bueno...—lucía decaído.

Me marché enseguida. Si daba algún paso en falso me arriesgaría a darle falsas esperanzas que no podría corresponder.

Decidí tomar un camino más largo y aprovechar para tomar el aire e intentar ordenar mis pensamientos.
Y sin darme cuenta se me hizo demasiado tarde.

—¿Hm?

Levanté mi cabeza del suelo. Fruncí el ceño al ver a Draken, en su moto, frente a la puerta de mi casa.

Me escabullí por la parte trasera para escalar el muro y aterrizar en el jardín.

—¡Ken-chin, la he atrapando!

Me congelé al escuchar la voz de Mikey detrás de mí, quise correr de inmediato para entrar a mi casa, pero, antes de poder dar un solo paso, él se tiró sobre mí haciéndome caer al suelo.

—¡Su--Suéltame!

Dejé de forcejear al ver las botas de Draken frente a mí.

—________.

—Déjame en paz—bufé—. Qué fastidio.

Me dejé caer sobre el borde del colchón, soltando su pesado suspiro y girando la cara para evitar su mirada.

—¿Y ahora qué? ¿Te quedarás callado?

Mis ojos se clavaron en el suelo al escuchar sus pasos acercándose a mí.

Tenía ganas de llorar, levantarme y saltar a sus brazos para gritarle lo idiota que había sido por echarme a un lado de esa forma.

Mi vista estaba borrosa, pero pude divisar a Ryuguji de rodillas frente a mí.