Capítulo 34

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- ¿Estás seguro de dejarlas solo con Kurama? – Vali pregunto haciendo que sonriera por su cambio de actitud o bueno, mejor dicho, estaba siendo honesto.

-Sí, no quiero meterlas en este conflicto – respondí mirando el panteón griego – tampoco a Elaine-san, así que no tienes que preguntar, Arthur.

-Lo agradezco Naruto-dono – él dijo haciendo que solo me centrará en el lugar que se encontraba siendo protegido por una barrera mágica.

-Noir ¿podrías destruir esa barrera?

-Claro – ella dijo mientras sus ojos brillaban durante un instante – listo, Naruto-san.

-Vali, Bikou, les encargo a Poseidón, Hermes, Apolo y Ares, Kuroka, puedes luchar o hablar con Hera y Artemisa, Arthur, te encargo convencer a Atenea y acabar con Dioniso, elfa-san, quiero que me acompañes, tu magia de hielo será útil, Noir, entabla una conversación con Hefesto y Tetis, se que podrás convencerlas a ambas.

- ¿Ambas? ¿El dios Hefesto no es hombre? – ella pregunto con curiosidad.

-Por su apariencia muchos creen que es un hombre, pero bueno, digamos que en un ataque que hicimos antes, Bikou descubrió la verdad.

- ¿Que Bikou-sama hizo qué?

-No te enojes con él, fue culpa de Apolo, en nuestro primer combate lo envió contra una casa, Hefesto no es una diosa guerrera, así que estaba resguardándose.

- ¿Y por qué quieres que vaya a hablar con ambas?

-Porque te llevaras bien con ellas.

Eso fue todo lo que necesite para que dejará su enojo, solo frunció un poco el ceño y voló con sus alas de demonio a donde se encontraban las dos diosas, solté un suspiro cansado mientras veía como una diosa en concreto aparecía delante de los que quedábamos, ni siquiera se que es lo que quiere ahora, la vez anterior prefirió permanecer al margen, si esta vez se une al combate, tendré que enfrentarme a un oponente más, la vez anterior me encargue de todos los titanes que querían venganza y con ello terminarían destruyendo parte del mundo, ahora siguen ellos.

-Por favor, no los hagan sufrir mucho – ella dijo con su cabeza inclinada ante mí, no creo que me lo merezca.

-No puedo prometer nada, diosa Hestia – respondí haciendo que ella me mirara con ojos llorosos.

-Incluso si se porque haces esto, siguen siendo mi familia, por mucho daño que hayan causado, al menos quiero pedirles que no sufran demasiado.

-Ya oyeron a la diosa del fuego y el hogar, hagan esto sin que sea muy doloroso.

-Entendido – todos dijeron antes de volar hacia los lugares donde se encontraban sus oponentes o sujetos de charla dependiendo el caso.

- ¿Sería mucho pedirte que cuidarás de sus almas?

-Sí, pero puedo prometerte que sus reencarnaciones tengan buenas vidas.

-Gracias.

-No debes agradecer, fuiste la que nos permitió conocer sus puntos débiles ¿verdad? – solo asintió confirmando mis sospechas – entonces no te sientas como una traidora, si no fuera por ti, los métodos serían más brutales.

-Entonces...

-Los has salvado de una carnicería en la que no quedaría nada de ellos al igual que con los titanes.

Después de decir eso pase flotando al lado de la diosa, mi expresión no había cambiado en lo más mínimo, ella solo siguió ahí, quieta, no se movió más que para descender al suelo, algo normal teniendo en cuenta que desde su punto de vista ha traicionado a su familia, no importa como se mire, ella es una traidora, pero haré que la poca o inexistente dignidad que tiene prevalezca o crezca un poco, si decidió ayudarnos debe ser porque cree que con nosotros las cosas se pueden lograr, bien, en este mundo donde imponer miedo no funciona, haré lo que sea necesario.

El yokai del caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora