♦️Capítulo 1♦️ "Confesión"

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Corría el año en que estaba loco por ella.

Desde pequeños nos conocíamos y sus padres, especialmente su madre, se habían portado muy atentos conmigo. Aunque analizando ahora, era más lástima que cariño, lástima por la desdicha de un huérfano criado por su tía viuda.

Fue el distrito de Donji Grad testigo de mi desbordante locura por Karolina. Creo que siempre la amé, pero no fue hasta ese entonces, cuando llegué a la edad de dieciocho años, que empecé a desarrollar la obsesión de presenciar los hoyuelos femeninos todas las horas del día y sus cabellos ensortijados color oro, dándole esa luz que alumbraba mis sueños. Sin olvidar las esmeraldas que cargaba en la cara, el destello de esos ojos cortaban la respiración. También estaba loco por la dulzura que emanaba al hablar, la inocencia que caracterizaba sus acciones y los movimientos rítmicos que poseía su cuerpo al bailar. Oh, ¡mi hermosa Karolina!, verla bailar jubilosa aturdía mis sentidos.

Mientras repaso sus atributos, más me doy cuenta que era imposible no caer en las redes del delirio: ella era perfecta.

Compartíamos en la escuela a diario, y cuando llegábamos a casa nos reuníamos para los deberes. Yo era un tanto sobreprotector y jamás la perdía de vista. Apenas se relacionaba con otras chicas, porque siempre fuimos nosotros dos: Yo para ella, ella para mí.

No éramos exactamente iguales, pero si encajábamos a la perfección, como esas piezas de un puzzle, que a pesar de sus irregularidades logran formar juntas un bello resultado. Karolina representaba mi pieza principal, y deseaba con todo el corazón comenzar una historia más que de amigos para que fuese un resultado permanente. La gente piensa que un alma gemela es un clon calcado a ti mismo, pero nada más lejos de la realidad.

Un verdadero compañero del alma es un cristal pulido donde encuentras tu verdadero yo, que entiende además tus miedos, inseguridades y defectos, y no abandona tu compañía. Es valiente, se queda y lucha. Y estaba consciente que ella lo hacía, pues a pesar de yo ser un fenómeno de la vida, nunca me apartó. No contaba con dinero ni antecedentes gloriosos, y allí estaba la chica más impresionante de toda Croacia, tomando mi brazo orgullosa de contar con mi presencia.

Cuando pasamos los veinte años, mi necesidad masculina fue venciendo al capricho infantil y una tarde de verano, con los tenues rayos del Sol abandonando el firmamento, no retuve más el sentimiento que quemaba mis huesos. No negaré que moría de nervios, pero era imposible seguir ocultando el único propósito de mi mundo, así que sin pensarlo mucho se lo expresé finalmente.

—Cásate conmigo.

Ella sonrío sorprendida, y mi propuesta consiguió ruborizarle las mejillas.

—Dušan, estás loco —contestó sacudiendo la cabeza, sin dejar de sonreír.

—Estoy loco por ti prekrasna¹

Karolina me empujó por el hombro provocando que me cayera de la raíz del árbol donde estábamos sentados.

Siempre íbamos allí. Nos gustaba llevar una merienda ligera al atardecer y compartirla bajo los tallos del sicomoro. El árbol tenía un significado especial, pues fue donde interactuamos por primera vez cuando éramos niños:

También era verano, y yo de curioso me había desviado de comprar el pan que mi tía me había encargado. No pude resistirme al ver un ángel descender del mismo cielo. Llevaba una bata blanca, y su cabello dorado con cintas rojas. Se mecía en una hamaca que colgaba de una de las ramas y yo hasta imaginé sus alas batiéndose contra el viento. Arrastrado por una hipnosis envolvente, me paré frente a la niña tratando de proferir palabra pero nada salió de mi boca.

»—¿Cómo te llamas? —Su tierna voz endulzó mis oídos— ¿Eres mudo?

Yo no contesté porque al parecer sí que me había vuelto mudo de repente.

»—Me llamo Karolina y no me importa que seas mudo. ¿Quieres ser mi amigo?

Asentí atontado y ella volvió a mecerse pidiendo que la impulsara. Así lo hice disfrutando el canto celestial que entonaba la criatura elevándose. Los cabellos de oro revoloteaban con el vaivén del aire en una vista sencillamente espectacular.

Y otro allí estábamos catorce años más tarde, bajo el árbol de sicomoro donde había comenzado mi obsesión por el ángel de alas imaginarias.

—Karol, escúchame —hablé serio, sacudiendo la tierra de mi pantalón—. Estoy completamente enamorado de ti.

Ella dejó de carcajear y me observó fijamente con el verde brillante de sus ojos. Estuvimos un minuto en silencio que me pareció una eternidad. Moví inquieto el pie derecho con la cabeza baja, los retoños que nacían a los alrededores del árbol estaban creciendo rápido. Tal vez debí plantearlo de otra manera, pero las palabras escaparon de mi boca antes de que hubiese podido detenerlas. Alcé la vista a mi hermosa acompañante y entonces rompió el incómodo silencio.

—Tendrás que pedirle mi mano a padre.

Nota

¹Prekrasna: hermosa.

NADA ESTÁ DESTINADO©️✔NO.1 WINNER // #TTW2021 #awardsadam2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora