|13|

1.5K 183 49
                                    

Intentó tragar saliva, pero tenía un nudo en la garganta de tanto contener el llanto.

Apretó los puños, como si pudiera mantener a raya la tristeza a base de fuerza.

Kansas oscurecía y Lena también lo hacía.

Observó al otro lado del gran río el espectáculo de intercambio de luces de la ciudad con el agua. El movimiento
calmado de esta conseguía que los edificios parecieran bailar.

La noche se hizo presente y la lluvia, como era habitual, no se demoró en humedecer las calles rocosas.

Empapada por la lluvia, cruzaba con lentitud hacia el otro lado, observando
cómo sus pies se entrelazan al caminar sobre charcos ya formados
con anterioridad.

Cuando llegó a la mitad del puente, decidió recrearse con su imagen y se detuvo.

Apoyó las manos sobre la piedra fría y mantuvo la vista fija en el agua tambaleante. Los edificios bailaban, el reflejo del puente bailaba, pero su alma no tenía ganas de hacerlo. Y la sensación de observar un mismo paisaje durante dos meses nunca había variado, pero aquella noche era diferente. No había paz,ni música, ni calma, solo oscuridad,lluvia y luces desenfocadas.

Tomó una bocanada de aire, llenándose los pulmones y, al soltarlo,se dio de bruces con una realidad. La imagen que tenía delante de ella era la misma de siempre, era la persona que lo admiraba quien había cambiado.

No era el objeto, era el sujeto.

Su móvil sonó, pero se demoró unos segundos en contestar. Cuando vio un
número desconocido y, a sabiendas de quién podía ser, descolgó.

-¿Sí? -preguntó desganada, mirando al frente, todavía con una de sus manos apoyada en la piedra del puente.

-Helena... -Cerró los ojos al oír la voz derrotada al otro lado. A punto de interrumpirlo, él le pidió que la escuchara y terminó por guardar silencio-. Déjame traerte a casa. Hablemos.

-¿Para qué? ¿Para que me digas todas esas cosas bonitas que me ilusionan
y luego que? Te alejas, te arrepientes-le reprochó con una templanza impropia de su edad-. No es justo que siempre ganes en todo, Tae. Y no es justo que yo sea parte de ese juego en el que siempre vences. Para ti esto es diversión, morbo, no lo sé, pero yo... -Hizo una breve pausa intentando controlar la lágrima que por cuenta propia comenzaba a descender por su mejilla-. Yo... -Colgó,
incapaz de contener todas las que siguieron a la anterior, y se vino abajo.

Apoyó ambas manos, una de ellas todavía con el móvil sujeto, y lloró.

Lloró sin vergüenza, lloró agradecida por no haber pronunciado la última frase,
lloró sabiendo que todo había acabado.

«Yo... creo que me he enamorado de ti», habría admitido.

«Creo que desde que te cruzaste en mi jodida vida, la has jodido mucho más».

«Creo que ya no me importa nada, que solo tú eres capaz de cruzarte en mi
cabeza, mientras estudio, mientras trabajo. Me duermo pensando en ti y me despierto inquieta por verte».

Se apoyó de espaldas al paisaje y se permitió derrumbarse arrastras por la
pared, hasta quedar en el suelo empapado, haciendo que el frío calara su ropa,sus huesos y su alma.

Era por la distancia interpuesta entre su hogar y Kansas. Por las pruebas a superar y, lo peor, llegar a esa casa y que nunca la estuviera esperando nadie.

Y era por Tae.

Sobre todo, por Taehyung.

Porque, sí, algo pasaba en su interior cuando lo tenía cerca. Nunca se había relacionado tanto con un hombre ni había tenido ese resguardo y seguridad a la que comenzaba a acostumbrarse.

T A B O O | [KTH+18] Hefesto 1✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora