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Hace unos años atrás…



Rosie era preciosa, tan bonita y elegante que a veces aún no podía creerse que se hubiera fijado en un paleto como él. 

Llevaba el pelo recogido en una cola ladeada. Con su blusa larga negra 
y liviana, sus tejanos bajos y ajustados, y esos zapatitos planos y negros que parecían zapatillas de ballet, estaba para hacerle mil maldades diferentes.

Tae se acercó a ella y le acarició todo el cuerpo con solo rozarla.

—Que bueno que tus padres te han dejado quedarte en casa hoy —le dijo él alzando una ceja con total interés.

—Tuve que prácticamente rogarles… —Tomó su rostro entre las manos y se alzó de puntillas—. Lo siento mucho. Con nuestros estudios no he tenido tiempo para ti ni para nosotros.

—Eso no importa. Me gusta echarte de menos —aclaró él tomándola de las muñecas y besando el interior de sus manos—. Pero quiero saber si has pensado en lo que te propuse hace un tiempo.

Rosie sonrió feliz y excitada.

—¿Te puedes creer que desde ayer no pienso en otra cosa?

—¿Sí?

—Sí.

—¿Y si te dijera que tengo una sorpresa para los dos? Parece que nos hemos comunicado mentalmente. Hoy es nuestro día.

—¿Una sorpresa? —Rosie amaba las sorpresas—. ¿El qué?

—Un juego que creo que nos encantará.

—¿Un juego? —preguntó, muerta de la curiosidad. Desvió la mirada hacia la bolsa negra que Tae había dejado en el suelo, a sus pies—. ¿Ese es el regalo?

—No. Esto es parte del juego.

—¿A qué quieres que juguemos?

—Ya lo verás, princesa. —Le acarició la barbilla con el pulgar y después delineó su labio inferior con él—. Quiero que esta noche juegues conmigo, que nos demos el gusto de fantasear un poco más allá del sexo vainilla.

A Rosie le encantaba el sexo con Tae y lo abierto que era para todo. Tenían una intimidad muy sana y compenetrada. Eran muy cómplices en la cama. Y estaba dispuesta a experimentar cualquier cosa que hiciera el sexo con él mejor de lo que ya era. 

Fuera lo que fuese, jugaría. Era Tae, su gran amor. Su primera vez en todo.  Y lo conocía,no haría nada que no les gustase a ambos. No había nada malo en su proposición. Confiaba en él a ciegas.

—Si aceptas jugar, no podrás dar marcha atrás y prometerás meterte plenamente en el papel que te adjudicaré.

—Me has puesto cachonda,mi amor. Quiero jugar contigo —aceptó Rosie con sinceridad.

Los ojos de Tae refulgieron victoriosos. Se relamió los labios y dijo:

—Después pediremos cena si quieres. Ahora solo quiero meterme entre tus piernas.

—Oh… Vaya… —Parpadeó impresionada por la crudeza de sus palabras.

Tae sabía perfectamente que Rosie estaba evaluando su nuevo tono. Su novia no se podía imaginar la de barbaridades que estaba dispuesto a decirle en la cama a partir de ahora que había descubierto su lado más caliente. Ladeó la cabeza a un lado y le preguntó:

—¿Te da vergüenza que te hable así?

—¿Vergüenza? No. No, para nada. Me gusta —afirmó, echando un nuevo vistazo a la bolsa—. ¿Me vas a decir lo que hay ahí o no?

T A B O O | [KTH+18] Hefesto 1✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora