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Lo primero que Kaia pensó cuando entró en aquella abarrotada suite de un hotel en Londres y vió al sonriente moreno que llevaba una copa de champán en la mano fue que quería tirárselo. Lo siguiente, ya lo había hecho dos noches antes,y desde ese momento supo que era perfecto para su mejor amiga.

—¿Él lo sabe? —preguntó Lena.

Kaia se tomó el último trago de cerveza de la botella, apoyada contra la pared.

—No —gritó por encima de la ensordecedora melodía que inundaba la estancia — Ese es tu trabajo. Fui yo quien planeó venir a este hotel para celebrar nuestra última noche aquí y cumplir con tu deseo. Deja de pensar en tu madre, es una maldita perr...

—¡Kaia! —La calló con severidad. Pero sabía que su amiga la conocía bien, la imagen de su madre repitiendo una y otra vez que si un chico se le cruzaba,su objetivo se volvería lejano y era probable que invisible. Que sus prioridades cambiarían, porque a todos nos cambian cuando nos gusta
alguien. Y no había luchado tanto para ahora tirarlo todo por la borda por un
simple chico.

— Desde que lo conocí, lo supe...—soltó un eructo con olor a cerveza y se apartó el pelo rojizo de los ojos vidriosos— … y lo organicé todo.

Luego de que su madre arreglara para que Lena pasara dos meses en el campo de su tío como asistente de investigación, estaba más que emocionada.

¿Un verano entero en el campo archivando libros antiguos y anotando metadatos? Básicamente, era el paraíso para Lena.

Pero su verdadera emoción llegó cuando se dio cuenta de que pasaría una noche sola con Kaia en Londres. Una sola noche en una de las mejores ciudades del mundo.

—¿A ti te parece bien?

—Sí. —Kaia ya no pronunciaba con claridad—. Maldita sea, es intenso
en la cama. Muy apasionado —Se inclinó y sonrió ampliamente—. Se vuelve loco cuando te la llevas hasta el fondo.

Las palabras crearon una imagen que hizo que Lena se pusiera nerviosa. No sabía si la idea de su amiga era la mejor, quizás no ayudaba tampoco la razón de que antes el moreno lo había hecho con Kaia. La inexperiencia sería notoria,quizás el moreno aceptaría pero sentía que él no era el chico que imaginó al que le propusiera quitarle la virginidad. Kaia la analizó con detenimiento dándose cuenta del gesto dudoso de su amiga.

—No pienses en ella, también se negó en rotundo que vinieras aquí—recalcó, haciendo énfasis con las cejas y el dedo índice elevado—, y mira…, ¡esta noche fóllas!

—¿Quieres que pida un micrófono así ya se enteran todos los que están aquí?

Su amiga hizo un gesto de indiferencia con la mano, restándole importancia.

—¿Sabes qué pasa? Que siempre eres así. Cuando llega el momento,te echas atrás.

—Eso no es verdad —protestó, cansada de que constantemente le recriminaba aquello. Absurdo, por otro lado, pues nadie se había acercado a ella con ese propósito.

—Sí, sí que lo es. 

Lena puso los ojos en blanco, nunca había pasado por eso. Solo unos cuantos besos, algún que otro toqueteo y poco más. El resto lo sabía porque Kaia se lo contaba con todo lujo de detalles. Lo hacía con una sonrisa de oreja a oreja, las mejillas encendidas y los ojos chispeantes.

—Bien, no te preocupes Lele. Será cuando tenga que ser—dijo con sinceridad, y Lena la reprendió con la mirada notando su cambio repentino —. ¿Qué?

La chica morena negó enérgicamente. Su cabello era espeso, sedoso, muy
largo y prácticamente liso debido al peso de la gran melena. Al final, casi
rozando su trasero, unos bucles poco definidos se asomaban, bailoteando
cuando movía la cabeza como acababa de hacer para negar con rotundidad.

T A B O O | [KTH+18] Hefesto 1✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora