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Hacía mucho frío para salir esa noche, incluso para ellas, que parecían no tenerlo nunca y aguantar temperaturas insoportables. Diana había terminado las tareas del jardín y quedado con Alfred, que le había propuesto cenar en el restaurante de siempre. 

Tras discutir, como siempre cuando tocaba elegir películas, se quedaron con La excepción a la regla. Kaia no era enemiga de las películas románticas, pero sí amante de las de terror. Lena jamás había visto entera una de estas últimas, mucho menos a solas con su amiga y en la habitación a oscuras. Por lo que cuando una se quejaba de tener que ver siempre «los excesivos romances con final feliz», la otra le decía que las de miedo las podía ver cuando ella no estuviera.

Siempre se salía con la suya.

Cuando acabaron con toda la comida, apagaron la televisión y se sentaron en la barra. Lena recordó la botella de whisky de Alfred y sirvió dos vasos a la vez que le contaba todo lo sucedido a su amiga.

A Kaia solo le faltaba echar humo por la nariz. Repiqueteaba con las uñas
sobre la barra con gesto marcado, mostrando su indignación, mientras maldecía y gesticulaba deteniéndose solamente para sorber el whisky.

Era bien entrada la madrugada y ambas ya estaban con los ojos nublados. Lena dejó caer la cabeza contra la mesa y comenzó a reír sin control.

—Y me dejó así. Ese hombre sexy y arrogante… Cada vez que le demuestro que confío en él, se aleja—. Palpó la mesa con la mano y localizó el vaso de whisky. Despegó la cara de la encimera y se lo llevó a los labios—. Estoy borracha.

Kaia frunció el ceño y levantó el puño en un gesto amenazante.

—A mí me dejó de hablar. Le envié varios mensajes y ya no me responde. ¿Cómo fuí tan imbécil en caer en sus palabras?

Lena apoyó la cara en la mano y suspiró.

—Pero luego es tan cariñoso y dulce…Tan amable y detallista.

Kaia se abalanzó sobre ella por encima de la barra, la agarró por los hombros y la zarandeó violentamente.

—¡No te dejes engañar!—Se hizo el silencio y al instante las dos soltaron una carcajada escandalosa —. Creo que mi vaso se ha roto. 

—Ya te lo has acabado.

—Venga. ¡Otro!

Lena sirvió más whisky hasta que Kaia le indicó que se detuviera.

—¡Vas a morir en alcohol!  Por cierto, ¿cómo es que dejó de enviarte mensajes? 

—Como oyes, solo un día dejó de responder. Desgraciado,le entregué mi virginidad, ¿sabes? 

Lena puso los ojos en blanco. Siempre utilizaba esa frase.

—Bueno, era casi virgen cuando estuve con él— Kaia hipó y se levantó de la silla. Tomó la botella y el vaso y dijo: —Vamos a la sala. Necesito quitarme los tacones antes de que sufra un esguince.

Lena se balanceó y caminó arrastrando los pies detrás de su amiga que se sujetaba a una pared para no caer.

—Mira el lado positivo. No estás enamorada de él.—dijo pronunciando mal— ¡Qué se vaya a la mierda!

—¡El sofá!—exclamó Kaia lanzándose sobre los cojines y cayendo boca abajo.

A Lena le dio un ataque de risa y cayó en la alfombra. 

—En cambio Taehyung, no sé a qué demonios juega. Pero esto no va a quedar así—. Ensombreció el rostro y trató de ponerse en pie, pero todo daba vueltas.

T A B O O | [KTH+18] Hefesto 1✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora