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Como lo había deseado desde que llegó, Jungkook consiguió que ese gran chico que se la pasaba haciendo ejercicio accediera a ser acompañado y como si fuera un cachorro, Jungkook brincaba y obedecía cada vez que le avisaba que comenzaría. Porque aunque Jungkook fuera un tanto infantil y charlatán, ChulSoon disfrutaba su compañía.

— ¿Jugarás con nosotros hoy, Hyung? — Preguntó sin desistir el esfuerzo con el que le seguía el paso en la serie de flexiones.

— No puedo. El director me encargo algo.

A Jungkook le sorprendió lo dicho. Mientras flexionaba y extendía sus brazos pensó. ChulSoon estaba cumpliendo una condena al igual que todo allí, pero cada día que pasaba ahí con el descubría cuan diferente era el trato. 

— ¿A que te refieres con eso? ¿Te da trabajos como castigo?

— Eso no ter incumbe, chico. 

— Solo quiero comprender que eres para el. Quien eres tu en este lugar.

Jungkook lo siguió con la mirada cuando abandonó la serie y se puso de pie. Enseguida se levantó también, simulando que no estaba exhausto como el lo aparentaba aunque estaba muy sudado.

— Una marioneta. — Mascullo dándole la espalda.

Jungkook no supo que decir. Eso se veía, pues todo el tiempo estaba a su disposición y no llevaba la misma rutina que los demás. Pero entonces ChulSoon lo miró por el hombro y sintió pesar, tensando la mandíbula.

— Antes de esto... Yo tenía una familia. Me visitaban todas las semanas al menos una vez. — Le contó nostálgico. — Un día el director dijo que ya no podría verlos. 

— Eso... No esta bien.

— Aquí dentro pueden hacer contigo lo que quieran, no importa si esta bien o mal. — Habló con pesar. Se acercó y afirmó su hombro. — Tu todavía estas a tiempo, tienes una vida después de esto. Tienes una familia aun. No dejes que te lo arrebaten.

Jungkook vio la angustia reflejada en sus ojos. ChulSoon sabía cuan mierda era la justicia en ese lugar y sabía cosas que el no. ChulSoon sabia que lo habían puesto con el por una razón, que lo veían de otra manera como lo habían visto a él y por eso corría peligro. 

— Esto no es un consejo, te lo estoy exigiendo, chico.

El más joven se sintió asombrado ante la impotencia que mostraba aquel hombre al no poder salvarlo de aquello. ChulSoon podía ser un ser frio y rudo, pero ese chico se había ganado su corazón. 

— Es hora, ChulSoon. — Hablaron a sus espaldas.

Jungkook miró al guardia que abría la celda, listo para llevárselo. Eso de cierta manera lo angustió, pero no pudo decir nada cuando ChulSoon se alejó y tomó las vendas que había preparado.

— Suerte en el partido, Jungkook. — Deseó y entonces se marchó.

Lo dejó aturdido, inquieto, mirando ese lugar por el que se fue. No sabía que significaba, no sabía a que se refería, solo sabía que no debía dejar que le arrebataran su vida e iba a luchar arriesgándola para salvarla. Así como dos personitas más arriesgaban la suya desde afuera.

— Uhm, disculpe, ¿Señor Park?

El llamado doctor detuvo sus pasos ante el suave tono que lo extrañó. Ahí estaban, JungHyun y JaeRin aparentando ser serios y maduros aunque estuvieran temblando como pollitos asustados cuando el doctor volteó, dándoles su atención.

— Mh... — Analizó confuso a esos chicos. — ¿Si, jóvenes?

Los adolescentes se miraron entre si. Ninguno había pensado del todo bien que harían si conseguían la atención de una manera tan sencilla, y vaya que lo fue. Por eso JungHyun la miró de esa manera que no necesitaba palabra, por lo que JaeRin tuvo que tragarse la maldición y dar un paso al frente.

•☪|| 𝑴𝒀 𝑻𝑰𝑴𝑬. | 𝓙𝓮𝓸𝓷 𝓙𝓾𝓷𝓰𝓴𝓸𝓸𝓴 //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora