•☪|| 𝑴𝒀 𝑻𝑰𝑴𝑬. | 𝓙𝓮𝓸𝓷 𝓙𝓾𝓷𝓰𝓴𝓸𝓸𝓴 //

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Capitulo 01

"Vuelve al zoo, animal."

— ¿Qué crees que haces inadaptado? ¿Acaso quieres morir?

Supuestamente JaeRin solo había bajado de su habitación para cenar en paz, pero obviamente, algo —Alguien— la haría poner de mal humor apenas despegara la silla de la mesa para sentarse.

Y, si. Con los primos Kim Hwang, no era sorpresa para nadie. 

Hwang JaeRin aparta el brazo de su primo, Kim Taehyung, quien como un niño, se burla de ella enseñando la lengua. Como lo madura que es, se limita a rodar los ojos y toma otra porción de pizza, una que si tuviera una rodaja de tomate, esta vez, asegurando hasta con ojos en la nuca que esas odiosas manos bandidas se mantuvieran alejadas y no volviera a robarla.

Porque si. Su primo ahora se dedicaba a robar rodajas de tomate en pizzas. 

Que profesional y maduro. 

— No te hagas la ruda en mi hogar, forastera.

Se defiende, limpiando el jugo de la rodaja de tomate robada que había quedado sobre su labio inferior.

— Tu hogar, si claro. — Se le escapó una risilla. — Que la abuela aun te mantenga en su casa por ser un vago no significa que este sea tu hogar.

Como siempre JaeRin lo ponía en su lugar. ¿La razón de estar en casa ajena? Kim YeoJin salió de la ciudad por trabajo y otra vez, su hijita tuvo que quedarse con su querida abuela y el primo hueco.

— A ver, a ver, niños. Háganle un lugar a Jungkook. Llegó para comer con ustedes.

Ave maría purísima.

Y ella que creía que Taehyung ya era suficiente fastidio. Pero, ¿Qué peor que recibir noticias que solo son malas para ti? 

Gracias a su querida abuela que ni siquiera se detuvo en el comedor al comunicar la llegada, Jaerin por poco se atragantó con el jugo que intentaba tomar y por eso, ahora está bañada con ese pegajoso jugo de naranja. Los ojos de Taehyung se abren de par en par por su torpeza y como era de esperarse, se echa a reír a escandalosas carcajadas. De su mentón chorrean gotas y su short de pijama se apega insufriblemente, haciéndola apretar los dientes. Busca limpiarse rápido, pero aunque lo intente, no lo consigue sin que esa persona, la que menos quería ver, llegara.

— ¿Nunca vas a saludarme como una adolescente normal?

Allí estaba el.

El gran Jeon Jungkook con su insufrible sarcasmo que siempre le hacia la guerra y ese ego que percibía a kilómetros, mirándola con gracia desde el paso abierto entre la sala y el comedor. JaeRin no le dio importancia en los segundos que se tomó para acomodarse, dejando su vaso con un cuarto de jugo y saliva en la mesa. Lo miró, viendo que disfrutaba esos segundos de gloria, por lo que se limpió los labios y comenzó el show.

— ¿De que hablas? Creo que estas confundido, porque no recibo animales del bosque en mi ca- Ay, no, espera. — Se hizo la pensativa, entrecerrando los ojos. — Cierto. En realidad eres de la selva, simio. ¿Acaso anotaron mal la dirección del Zoo?

JaeRin dio el toque con ese puchero falso y disfrutó infinitamente ver como esa expresión de superioridad se desvaneció lentamente. Se cruzó de brazos. Jungkook apartó la mirada, soltando una pequeña risilla que expuso su incapacidad de contraatacar. Por lo que ella continuó.

— Así son las cosas, simio.

Se levantó, suspirando victoriosa.
Jungkook volvió a mirarla. Ahora percibía ese ego en ella.