Prólogo

951 68 0
                                    

Por más que él lo intentara, no podía hacer nada para que las lágrimas pararan de deslizarse por las pálidas mejillas de la hermosa mujer que yacía hincada frente a él.

- Déjenme libre, por favor, ya no quiero exi...-

-¡No te atrevas a terminar esa frase! - Más que enojado, sonaba desesperantemente triste.


Ella bajó la mirada y más lágrimas mancharon sus mejillas. En ese momento no había nada que pudiera hacerla cambiar de parecer.

-Ya he hecho todo lo que podía, no tengo nada ... y nada cambiará ¡Usted no lo entiende! - Golpeó con tanta fuerza el suelo que los árboles temblaron, sus hojas se secaron rápidamente y pronto empezaron a caer, como si el otoño hubiera llegado en plena primavera. Además de su llanto no había ningún sonido.

-Quizás tengas razón,- él se hincó frente a ella, conservando su distancia. Había apaciguado el tono de su voz.- No he vivido la misma cantidad de años que tú, pero si algo he aprendido es que nunca es tarde para intentar algo nuevo .... y hasta donde sé, solo hay una cosa que no has intentado querida.-

Ella parpadeó un par de veces atónita por su respuesta, no dejó de derramar lágrimas pero su llanto paró. lentamente levanto su mirada a los ojos de él para encontrarse una cálida sonrisa y preocupado semblante.

-No puedo... No ... Es simplemente imposible.- Dijo con voz quebrada.

-Para muchos significas bastante para su vida, y personalmente no quiero que te rindas por creer que no te lo mereces. Ni siquiera lo has intentado pero por tus acciones en el pasado sólo dedujiste que no lo vales. - Levanta el mentón delicadamente de la bella mujer con su dedo índice y pulgar.- Te prometo que si después de intentarlo, no estas feliz ... yo mismo te ayudaré a conseguir el sueño eterno.


Ella paró de sollozar y lo miró fijamente con una profunda tristeza y agotamiento. Aún se dibujaba una mueca triste.

-Y no quiero ser oportunista pero me debes un favor,-sonrió con una calidez humana, tratándose él, una calidez que ella nunca había visto más que en humanos mediocres.- Y dijiste que podía usarlo a como yo lo considerara... Quiero que me hagas el favor de seguir intentando.

Ella no lo soportó más y se lanzó a abrazarlo, soltó un fuerte llanto.

La verdadera Reina de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora