Capítulo 7

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La señorita Sangre Pura cepillaba su enorme y bello cabello rubio antes de irse a dormir, no quería tener que soportar los primeros rayos del sol por lo que se estaba apresurando.

En la puerta se escuchaban algunos pasos y por las paredes algunos rasguños, al principio pensó que era a la vampira que tenía como rehén, así que siguió peinando su largo cabello, dejó de hacer cuando de pronto se abrió la puerta y un fuerte escalofrío recorrió todo su cuerpo.

Por unos instantes se había quedado pasmada viendose en el reflejo del espejo.

"¿Qué habrá sido?", pensó.

Con algo de duda deja su peine en el tocador y se levanta hacia la puerta entre abierta. Su piel se erizaba, sus pies eran cada vez más pesados de mover, todo su cuerpo gritaba desesperadamente "huye" pero su sed la empujaba a la curiosidad. Al asomarse no había nadie en los pasillos. Era la misma sensación que había sentido desde hace unos días, algo estaba en la academia y quizás estaba cerca.

— ¿Ichijou? ¡Ichijou! — salió completamente de su habitación para revisar el pasillo con la mirada. No había nadie despierto, y el día estaba a punto de salir. Con prisa regresa a su habitación y cierra con llave la puerta. Sin darle la espalda a la puerta retrocede con miedo hasta sentir que ya estaba bastante lejos.

— Hablemos. — La voz firme estaba justo en su oído, casi dentro de la mente de la Sangre Pura.

Sara se había girado y atacó con la destreza y fuerza de un sangre pura, pero para mayor sorpresa para ella no fue suficiente. La silueta la había tomado por el cuello con mucha fuerza. Era imposible, no había nada más fuerte que una sangre pura. Intentó usar sus habilidades especiales para asesinar al intruso pero no podía mover su cuerpo, su respiración era casi nula, no podía pedir a Ichijou que viniera. El intruso logra levantar del cuello a la hermosa vampira, era prisionera y rehén de un ser inferior, nadie se atrevía a retar a un superior, exceptuando a un cazador. No, un humano no tenía tanta fuerza, y Zero tiene un olor a hambre, lo habría distinguido a lo lejos, definitivamente no era él.

"¡¿Qué demonios es?!", con desesperación pataleo pero con rapidez perdió fuerza y quedó como muñeca de trapo a la merced del extraño.

"¡¿Kaname?! Imposible, no podía acercarse a la Academia."

— ¡K-Kuran!

— Ni siquiera te acercaste. — La voz era de una mujer. La suelta del cuello dejándola caer con brusquedad en el suelo. La sombra se hinca a un lado de Sara, y en un intento desesperado la Sangre Pura trató de mover su brazo para arrancarle el cuello, pero seguía sin tener control sobre su cuerpo. Entonces La intrusa se acerca demasiado a su rostro y le muestra la píldora nueva. — Hay mucho de qué hablar.

— ¡¿Qué eres?! — gritó con enojo y desesperación.

— No grites, o esa linda cara será nomás que cenizas. Responde — La intrusa poco a poco cortaba la mejilla con sus uñas. Un corte así ni siquiera había sentido Sara Shirabuki, pero este intruso tenía la peculiaridad que, en cuanto tocó la piel de la vampira se escuchó la piel quemarse y sacar chispas, el dolor punzante recorrió todo el cuerpo de Sara, pero tampoco pudo gritar de dolor, no podía mover nada, sólo soltaba leves gemidos de dolor, casi inaudibles.

— ¿Cómo lograrás ser reina usando estas píldoras? — interrogó la intrusa aun con las uñas hundidas en la carne de Shirabuki. — Y rápido, que con el sol te dolerá más.

—¡Ahh! ¡Basta! ¡No! — suplicaba Sara Shiabuki mediante susurros que, con gran dificultad, podía emitir de su garganta.

— Habla bien. — Hunde todo su dedo, un movimiento más y podria arrancarle la cara. Se escuchaba la piel quemarse. — Hazlo, o haré que sientas más dolor.

La verdadera Reina de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora