Capítulo 17

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Cuando Kaito y Zero fueron a los dormitorios Luna para buscar a Akane y a su guardia, Ichijou les dijo que no estaban en sus respectivas habitaciones, estaban por el lago.

Refunfuñando más de lo normal, Kaito caminaba más rápido que Zero.

— ¡No porque sea la reina puede salir cuando quiera! Joder... Además es medio día, ¿no deberían estar dormidos?

— Kaito. — Zero alcanzó con pisadas más grandes a Kaito y lo tomó del hombro. — ... El enojarte de todo no va quitarte la culpa que sientes.

Ambos quedaron en silencio, Kaito redujo su prisa. El cazador de cabello castaño no tuvo la fuerza para responder, la niña le desesperaba pero le caía bien. Tampoco se hubiera detenido para completar su tarea, pero a veces Kaito se preguntaba si él hubiera decidido asesinar a los hermanos de Akane otro día, ¿habría cambiado en algo? Quizás sí, quizás no, este trabajo de cazador nunca da una respuesta segura.

— ... ¿Quieres dejar de jugar al psicólogo? Busquemos, o llegaran a tarde. — refunfuño Kaito mientras se volvía a adelantar.

Zero comprendía su pesar. No dijo más.

Ambos cazadores se adentraron entre los árboles que rodeaban al lago, les sorprendió que siendo de día se les estaba dificultando encontrarlos.

Ya llevaban media hora buscando y Kaito comenzaba a cansarse.

— Tiempo... — El castaño se recargó en uno de los árboles. — Es verano, el calor está aumentando. — exhalo Kaito con pesadez. Unas gotas de sudor se deslizaban por su frente. Zero se sorprendió lo rápido que podía pasar el tiempo, de invierno a verano, aunque también ya se sentía cansado, y se sentó en una de las sombras de los árboles.

— Tal vez están del otro lado del lago. Les gusta hacer... esos rituales cerca del agua. — dijo Zero tratando de señalar en dirección del lago.

— Ay por favor... Entonces tú ve por ellos, no creo aguantar el calor.

La charla se vio interrumpida por un graznido de un cuervo. Los cazadores buscaron el ave hasta verla arriba de ellos viéndolos con curiosidad.

— ¿Qué hacen aquí? — graznó el cuervo. Se escuchaba como mujer.

Kaito se quedó callado pero con los ojos tan abiertos que en cualquier momento se les saldrían.

— ... Zero, ¿el cuervo habló? — dijo Kaito sorprendido abriendo sus ojos de par en par.

— Si, puedo hablar y hasta cantar, tonto. — graznó de nuevo el cuervo. La voz se parecía a la de...

— ¿Ivy? — preguntó Zero mientras se ponía de pie. — ¿Y por qué rayos no nos dices que estabas aquí? Los estamos buscando como locos.

— Es divertido verlos sufrir por el calor. — río el cuervo, o Ivy en este caso, entonces bajó de las ramas y antes de tocar el suelo retomó su forma humanoide. — Lo siento, quizás tengas razón Zero. — dijo Ivy con el ánimo más decaído, pero no dejaba de sonreír. Kaito al verla en un vestido ligero de color blanco que acentuaba su figura la sensacion de calor se duplico para él.

— Necesitamos llevarlos al CIMC, hoy es su primera prueba. — agregó Zero.

La chica de cabello negro, ojos avellana y piel rosada se veia aún melancólica. No respondió, solo asintió y señaló el camino.

— Estábamos orando... — dijo al fin, amable. Caminó frente a los cazadores para mostrarles el camino.

Nadie dijo nada más, siguieron a la chica entre los árboles. Pero el cazador castaño no dejaba de ver a Ivy, no de manera morbosa, sino que le parecía una chica linda y amable.

La verdadera Reina de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora