Capítulo 11

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— Esto no me agrada. Dile al resto que entre al edificio. — Jinmu se quedó observando las celdas repletas de humanos ya muertos.

Desde hace dos días que el orden en las calles se había desatado, pero el recibir un informe de una fábrica de medicamentos había parado repentinamente fue la gota que derramó el vaso.

Al parecer las píldoras siguieron produciéndose, pero no contaban que las bestias hambrientas fueran capaz de entrar y vaciar la fábrica, eso incluyendo al personal.

El famoso cazador Cross Kaien veía los miles de reportes en su escritorio, masajeaba su cabeza, esto atraería a Kaname, vería la oportunidad de atacar a la Sede de Cazadores, justo cuando están tan ocupados.

No muy convencido de su decisión pero tampoco es que tuviera muchas, se dirigió a la Academia. Tuvo que pedirle al chofer que manejara lo más rápido posible, estaba atardeciendo y la noche se acercaba.

A tropezones, y con un desafortunado alumno de la clase diurna que chocó con él, llegó a la puerta de Yagari.

— ¡Yagari! — corre hasta el escritorio donde Touga tenía sus sucios zapatos sobre él. — empeorará la situación si no hacemos algo.— hablaba entre cortado Kaien Cross por haber corrido de la entrada hasta la oficina.

— Dime algo que no sepa. —

— Debemos enviar a Zero... —

— Está castigado con... Oh, es verdad, debí haber sacado a esos dos desde la mañana. Lo olvide. — se levanta Yagari acomodándose la corbata.

— Espera, déjame terminar. Enviemos a Zero a acabar con todo esto ... Pero envienmoslo junto con Agnes. —

— ¡¿Estás chiflado?! Ha ayudado pero junto con el torpe de mi discípulo van a...

— Han peleado, lo sé, pero cuando se trata de trabajo serán serios. Ademas, para eso trajimos a Agnes... — respira con dificultad. — Vamos, por favor Yagari, quedan pocas horas para que sea noche.

Yagari se quedó pensando, si los enviaba a la cacería, no sabría que tanto podría abarcar Agnes, además Kaito no sabe qué está pasando exactamente con la vampira extranjera, si pasaba algo mientras ocurra una persecución, todo el plan se echaría abajo y no sólo Kaname los atacaría, ellos también lo harían.

— Yagari se nos acaba el tiempo. Kaito y Jinmu no volverán a correr la misma suerte.—

— Maldita sea, bien, pero no seré responsable de lo que haga esa vampira si sale algo mal.—

— ¡Trato! — Ambos cazadores se apresuraron a las celdas de la academia.

Agnes y Zero habían estado callados desde la energética charla. No es porque no hubiera algún tema de que hablar, es sólo que ambos necesitaban su espacio para aceptar las paces, y además ninguno de los dos estaba acostumbrado a tener que disculparse por acciones que ellos consideran "justas".

Extrañamente testarudos, pero han logrado permanecer vivos. Sólo en ocasiones mantenían una corta charla cuando alguno de los dos deseaba agua, para ello la vampira pelirroja materializaba agua o podía hacer aparecer pequeñas raíces comestibles o fruta.

A pesar de la escasez de comida, Zero se sentía muy bien, su sed se había calmado, aún sentía esa necesidad de cazar (lo tiene en la sangre, es normal para un cazador experimentado) pero ya no era tan urgente ese deseo de sangre.

— ¿Crees que nos liberen mañana? — Agnes estaba recostada en una de las esquinas, contaba las grietas del techo.

— No lo creo, deberían hacerlo hoy en el cambio de turno. — se escucha una pesada puerta moverse y los pasos apresurados de Yagari y Kaien.

La verdadera Reina de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora