Dante.
Con ese rostro y cuerpo desnudo entre las sábanas blancas, he sentido la necesidad de decirle que lo quiero, que siento este maldito sentimiento hacia él de una manera que nunca sentí hacia otro ser.
—Te amo, Nero.
No se mueve y su rostro expresa puro desconcierto.
—¿Nero? —pregunto con cautela. Me empuja a un lado, separándose y siento la necesidad de regresar el tiempo.
No lo ha procesado.
—¿Cómo puedes? —dice sin mirarme aun cerca de mí— ¿Cómo puedes decirme algo como eso?
Sus ojos fríos me miran y ahogo una palabrota. Nero cambia su rostro a uno llena de enojo y aprieta los dientes.
—¿Decirte lo que siento? ¿Por qué no estas feliz? —suspiro— Acabo de decirte que te amo, Nero ¿por qué no es suficiente para ti?
—¡Dante! —me aprieta los brazos sin cambiar de expresión —¡Cállate, necesito que te calles!
—¿Nero?
—Deja de fingir conmigo.
—¡No estoy fingiendo, Nero! —le aclaro, pero él no ha cambiado el gesto ni un poco —¿Tan difícil es creer que te amo?
—Sí.
Me he quedado sin aire y Nero me ha soltado, está dispuesto a marcharse y lo retengo del brazo.
—No.
—Déjame.
—No.
Se gira a mirarme, esta vez con más enojo que antes.
—Nero, por favor.
—¿Tanto quieres lastimarme? —dice —¿Tanto quieres verme sufrir, Dante? ¿enserio? ¿Después de toda la mierda que he pasado?
—Lo siento.
—No importa lo que digas o hagas —se zafa— Nunca voy a poder olvidar todo esto, ni un poco, siempre voy a sacar el tema porque no confió en ti.
—Nero. —no he podido articular nada más. Se gira dispuesto a dejarme en la cama, pero lo sigo. —Confía en mí, Nero.
—No.
—¿No qué, Nero?
—No me mientas.
—Nero, escúchame. —pido— Sé que me tienes miedo, sé que crees que te miento en todo y tienes razón. Lo he hecho, pero te juro que no te estoy mintiendo al decirte que te amo. Lo siento, realmente lo siento. ¿Cómo quieres que siga como si no pasara nada entre los dos? Esto es lo más real que he sentido.
—No es suficiente, Dante.
—¿Y por qué no? —me llevo una mano a la cabeza —Te dije que haría lo que quisieras.
—¡Entonces vete!
Eso sí que me ha dolido.
—¡Nero! —lo empujo contra la ventana, cerca del pequeño mueble y cae en el sillón— No hagas esto. No lo arruines como yo lo hice.
—Eres un imbécil ¿sabes? —me sostiene la mirada aun recostado sobre el sillón— Me irritas, Dante, me asfixias tanto que quiero asesinarte yo mismo.
Estoy paralizado, Nero me observa con una nueva forma de mirada psicópata en el que me hace detenerme.
—No lo dices enserio. —suelto reponiéndome —Tú no podrías querer matarme.
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DÉJAME APAGAR TU FUEGO | DANERO 2
FanfictionLibro 2 • Boys Love | Ese fuego tuyo que me hizo quererte, lo convertiré en cenizas. Continuación de la historia "DÉJAME TOCAR TU FUEGO". Sigue la historia de Nero, un joven que ahora es capaz de cumplir su rol como miembro de la Orden y Dante, quie...