CAPITULO XVIII

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Nero.

—Y yo que planeaba ponerte un vestidito floreado para que combine con tu piel —Dijo Trish interrumpiendo el momento tan incómodo que tuve con Lady. Estaba tan rojo que incluso sentí que me temblaban todo, nunca me había besamos con una mujer y Lady aprovecho para hacer una mufa sobre ello. Intuí que ellas dos habían hecho esto para burlarse de mi, pero es que tengo cara de inocente pero no lo soy y me molesta que piense que sí.

—¡Trish! —Bramé en su dirección con mirada acusadora.

—Debería adoptarte —Intentó tocar mis mejillas, yo me retiré rápidamente y alce las manos en son de paz. Ambas son imposibles, no puedo con esto.

Ruedo los ojos ante sus risitas chillonas.

Sparda dame paciencia.

—¡Dices cualquier cosa con tal de manipularme!

—Nero, no hay razón para que te alteres. Solo es una broma.

¿Qué no me altere? Primero Lady me besa  ¿ahora Trish planea adoptarme? No, gracias. Además, ¿Acaso tengo cara de niño? ya soy un hombre hecho y derecho.

—Nunca me vestiré de mujer y no, no vas a adoptarme. No soy un niñito en busca de afecto.

Ambas empezaron a carcajear hasta que Trish me llevo a rastras hacia abajo, Lady aprovecho para intentar tocarme las costillas en un intento fallido por hacerme cosquillas.
Yo suspiré intensamente hasta que me hace y fingi que no había pasado nada.

Ambas se miraron cómplices.

—Nos gusta molestarte, Nero. Eres como el hermanito menor que nunca tuve.

—Lady, no seas manipuladora.

—¡Nero, me está insultando!

Me quería reír pero no lo hice, me pareció que Lady en realidad no mentía, dijo hermanito como si fuera especial y ahí me agarró. ¿Acaso me estoy volviendo loco? ¿Primero ella me besa y ahora quiere ser mi hermana? Esto es mejor que las telenovelas que Kyrie se ve todas las tardes.

Sacudo la cabeza en negación. Termino por tirar mi último calcetín para luego cerrar la maleta por completo.

Trish asiente como si fuera a poner un panel de control.

Trato de no sonreír. Hoy día estoy tan animado que me siento como si no fuera yo. Espero que esto no cambie porque joder que se siente genial.

Ahora camino al lado de Dante. Mira con detenimiento las ventanas de esa calle, y sí, están decoradas con flores y hay macetas. No lo culpo está calle huele tan bien por las flores que a veces uno cierra los ojos y puede crear su propio paraíso mental.

—Se siente bien —comento.

Dante asiente.

—Te verías bien rodeado de flores, Nero, ya me lo voy imaginando.

Esa conversación me recuerda a la anterior. Lady, Trish, vestidos. Pero es que estoy seguro que se fueron a comprar vestidos por eso. Trish y Lady son mujeres problemáticas ¿cómo es que Dante las aguanta tanto?

Y ahora tengo que ir con él a ese lugar tan... tan... no es mi favorito. Detesto el orfanato.

—Preciso que te pondrás ebrio un día de estos o quizás hoy.

—Ja, Nero, no seas tan sádico, me estás dejando sin opciones, aún más si no quieres pasar el rato solo... conmigo.

—¿Por qué la prisa? No me iré a ningún lado  tampoco es que hubiera algún lugar interesante al que ir.

—Y crees que soy alcohólico.

No ha dicho ninguna mentira tampoco como para refutarle.

—¿Cómo así? Si cuando te conocí ya eras alcohólico.

—Era alcohólico, ludópata, masoquista y Playboy. Por tu culpa ahora solo soy alcohólico.

Abro la boca como si me hubiera insultado.
Estoy completamente indignado.

¿Cómo se atreve?

—Escucha, mi amor, no te traje para que me recuerdes que le voy al trago sino para hacer un paseo, que tengo que ver una cosa.

—No me digas amor, viejo.

—Uno se pone romántico y tú te pones pendejo.

—Ya vas a empezar.

—Si y no me voy a callar.

Y dicen que yo soy el niño ¿No?

Si estoy enojado pero no es porque me haya quejado es porque me dijo pendejo cuando el lo es, pero Dante ni se inmuta.

—Entonces, en lo que vamos llegando ¿hay trabajo decente aquí?

—¿Te refieres a los demonios?

Afirma.

—Antes del incidente me daban un sueldo básico para vivir —río— pero lo suficiente para cubrir gastos, además Credo se ha hecho cargo de la casa y con Kyrie no hemos tenido problemas de alimento.

—Credo es buen hermano mayor para ti.

—Más de lo que debería, seguro.

—Se preocupa por ti.

Levanto una ceja. El tono de voz en Dante ha cambiado.

—Eres como el hermano menor que nunca crecerá —sonríe— siempre te verá de ese modo.

Gruño sonrojado.

—Nero, me agrada tu familia y quiero decir algo serio —lo miro tratando de no reír, es que Dante se va parado de forma mala y parece que tiene dolor de espalda pero ya me dejó de bromas y lo miro seriamente aunque finja.

— Que te deje entrar, es dejar entrar a tu familia. Se me hace difícil porque nunca deje que nadie pasará el límite pero contigo es tan difícil. Te veo y veo a alguien con quién quiero estar tirado en la arena hasta que me lleve el mar.

Ahora sí creo que Dante está ebrio.

—Lo que quiero decir es que —tose— Si te pidiera estar conmigo pero como algo formal  ¿tú lo aceptarías? O crees que—

Estoy asustado.

—No estás listo ya lo ví. Estoy hablando como idiota, no me hagas caso.

—¿Dante?

—Perdón, me emocioné.

—Dante eres un idiota.

—Vea que yo mismo me ilusioné —carcajea —ya vamos llegando al lugar, luego de esto te diré algo más, ¿te parece?

—Estás actuando raro.

—No te quejes, Nero.

Asiento.

Estoy tan feliz que no he suprimido la sonrisa que se me salió y Dante me está mirando atentamente. Siento tanto ardor en mis mejillas y ya me empezó a temblar las rodillas  pero ¿qué me pasa? ¿Qué es esto?

Dante me mira y ríe pero lo hace en cámara lenta y debo ser un chiste pero me duele la cara de la nada, es como si estuviera pasando algo que no debería y actuó como idiota
¿¡Pero qué es esto!?

—Sabes —dice y yo sigo con expresión de imbécil— te ves bien cuando estás enamorado.

—¿Qué?

—Es lo que Credo me dijo cuando bajaste las escaleras.

No parpadeo.

—Estas enamorado de mí y él lo sabe.

No reacciono.

—Lo gracioso es que él también sabe que yo lo estoy de ti y por eso nos miramos como idiotas a los ojos ahora ¿Verdad? Nero, somos tan obvios que tu hermano lo sabe —se ríe dándome un pequeño golpe en el hombro— uno que trata de fingir y esconderlo pero ni para eso servimos.

He gritado.

Y el eco se ha escuchado hasta el final de la calle.

DÉJAME APAGAR TU FUEGO | DANERO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora