CAPITULO XIII

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Dante.

—¿Dante? —su voz suena asustada y sus mejillas mojadas captan mi atención.

—Nero, Nero —suelto tratando de tocar su rostro— ¿Qué voy a hacer contigo? ¿Con todo lo que siento por ti?

Suelta un quejido que me aprieta el corazón.

—No llores. Estoy bien —trato de sonreír—. No te vas a deshacer tan fácil de mí. No así.

—Tú... —dice tratando de no retirar la mirada sobre mí, llego a pensar que va a golpearme— Tú vas a hacer que me dé un infarto algún día.

—Y tú a mí también.

Ha sonreído. Esa sonrisa que podría derretir el iceberg más grande del planeta.

Lo abrazo con fuerza.

Me da igual que Trish y Lady estén mirando y sepan que fingí caer débil y perdí sangre por una simple herida en el abdomen. Ha sido la mejor idea que se me ha cruzado por la mente. La mejor idea de ahorrarme las explicaciones con Nero.

Él me ha escogido a mí.

Es lo único que me importa saber.

Muy bien pensado, Woody.

—No voy a soltarte, Nero. No te soltaré —susurro en su oído y sé que me ha oído como he querido, se apega más a mí y yo a él. El calor de su cuerpo me reconforta.

—Dante, es mejor que acabemos con el trabajo.

—Lady, ¿tienes que arruinar un momento como este con tus comentarios?

—Te lo digo porque Credo viene hacia aquí.

Siento que Nero se tensa. Tanto que me niego a soltarlo. No planeo que Credo quebrante nuestro preciado momento.

—Dudo que nos paguen por todo el desastre ocasionado —se queja Trish—. Y también dudo que Credo tenga el dinero suficiente para pagar las reparaciones de esta ciudad. La orden... es un hecho que desaparecerá.

—¿Qué?

—Ya lo has oído, Nero. Ve preparándote.

—¡Trish! —levanto la voz y Nero consigue separarse unos centímetros de mí— ¿Nero?

—Debo ir con mis hermanos, Dante.

Se levanta de golpe dejándome en el suelo.

Eso me asienta fatal.

—¡Nero! —Credo lo llama.

—Estoy bien.

—Esto es un desastre. Absolutamente todo —ahora me mira y yo a él. Credo no me intimida, pero dudo que haya venido precisamente a pagarme por el trabajo— ¿Les parece si hablamos del resto en casa? Kyrie me pidió invitarlos a pasar.

Me muerdo la lengua para evitar refutarle aquello y el sonido de mi estómago resuena compensando el silencio del lugar.

Lady carcajea sin reproche alguno.

Lo admito, no he comido nada desde hace dos días.

—Te dije que comer pizza a cada momento era mala idea —se soba la quijada con superioridad— No retienes carbohidratos como solías hacerlo y estas todo desnutrido —Se gira hacia Credo antes de que pueda responder— Yo iré. No he probado comida desde que llegamos a Fortuna y aunque las calles estén hechas un desastre, no me vendría mal un poco de comida casera hecha en casa.

—Opino igual —dice Trish— Y levántate Dante, recuerda que tienes algo muy importante que decirle a Credo.

—¿Qué?

DÉJAME APAGAR TU FUEGO | DANERO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora