Capítulo IX

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   Poco después de que Alan se llevara a Gávril, una doncella les anunció a Voryanda y a Koli la visita de la vidente nóckut.

   Si Maud representaba la antorcha guía del clan Zalaty, Bliss era un fulgor sutil, etéreo. El cobalto característico en los ojos de su clan estaba manchado de pequeños puntos blancos, como si en aquel azul se pudieran ver las constelaciones del firmamento. A diferencia de la reina y sus doncellas de oro, llevaba el pelo suelto hasta la cintura.

   Delicada como la túnica que la cubría, Bliss se inclinó ante Voryanda. Después se arrodilló ante Koli, quien de inmediato dejó a un lado el libro y correspondió con una reverencia, seguramente aprendida en la casa de Odessa Sannikov.

   ―Kolenka Vonzepp ―dijo Bliss―. Bienvenida a Ádarel, niña vidente.

   ―Hola. ―Kolenka sonrió y bajó la mirada―. Puedes llamarme Koli.

   ―Koli, la elegida por las estrellas para acercar a nosotras la salvación de nuestro pueblo. Ya nos hemos visto.

   ―¡Te reconozco! Tú eres la doncella que me habló de este pueblo de pescadores. Fue en mi visión, durante tu llamado de auxilio.

   Bliss se volvió hacia Voryanda:

   ―Lady Rynfer, quizá quieras conocer el Libro de los Revelamientos.

   ―¿Un libro de profecías? ―dijo ella. Pensó en su maestra, quien habría accedido de inmediato―. Mis años de experiencia me enseñaron que no es prudente espiar en los misterios arcanos, Bliss. He aprendido que lo mejor es centrar mi mente en el presente.

   ―Pero tú puedes percibir el futuro, ¿no es así, Voryanda?

   ―Puedo percibir las energías que delimitan caminos invisibles para los demás.

   Bliss sonrió. En esa noche cerrada, sin la amenaza de los serpen-volks, la presencia de Bliss no distaba de la de una estrella vespertina.

   ―Ese es tu don ―dijo la vidente nóckut―. En mi caso, puedo leer en el alma de los demás la esencia de su existencia, el objetivo de su andar en nuestro mundo. Koli fue mi enlace para el mensaje de auxilio. El vínculo entre una nóckut y una humana solo puede significar una cosa, Voryanda. ¿Prometes no revelar a nadie el misterio?

   ―No hace falta precipitarnos en esos asuntos, Bliss.

   Voryanda se sintió incómoda ante aquella nóckut que hablaba tan despreocupadamente sobre las potencialidades del futuro. Notó un cambio en la mirada de la vidente: los ojos se le habían dilatado, y el iris cobalto centelleaba.

   Con el cuerpo rígido, Bliss habló:

   ―No falta mucho para la llegada de una Hechicera con sangre mixta. La bruja del Reino Extinto definirá su destino, y esa doncella jugará un papel esencial en la lucha que se avecina. ―Voryanda había retrocedido. Bliss cerró los ojos, tomó aire y lo exhaló con fuerza. Cuando volvió a mirar a Voryanda, las pupilas habían vuelto a la normalidad―. Al fin he descifrado esa visión ―dijo―, o al menos una parte.

   ―Señorita Bliss. ―Voryanda no supo bien cómo seguir. Era admirable el autocontrol de la vidente después de aquella transición. Preguntándose qué verdad esconderían esas palabras pronunciadas en trance, sacudió la cabeza y decidió volcar su atención a los problemas reales―. Mis compañeros y yo estamos aquí para detener a los demonios que asedian a su pueblo.

   ―Pero, Voryanda, tú también formas parte del futuro que acabo de entrever. Demonios y nóckuts ―alzó las manos, como sopesando las palabras―, ambos en un frágil equilibrio. Las criaturas de la Noche se revelarán. Ya lo están haciendo.

Sangre nóckut - Arco 3: En tierra de guerreras -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora