Capítulo XIX

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   Una sombra con lentes y sombrero, y un arma larga en la que brillaban dibujos rojos: eso había sido la visión nocturna de Koli.

   "La carabina con runas de sangre de Asmódey", se dijo Voryanda, después de oír la narración de la chica.

   Bliss también aparecía en la pesadilla, pero con una enorme flor roja sobre el corazón. Lo primero que se le vino a la mente a Rynfer fue la descripción del cadáver de su maestra: Katarina se había arrancado el corazón con sus propias manos. Deseó con el alma que la visión de Koli fuese solo el simple reflejo de un miedo, igual que el común de las pesadillas.

   Encontraron a Maud en el patio del cuartel. Vestía un peplo ceñido con cintas escamadas y tahalíes repletos de dagas; la empuñadura de oro y plata ―creación de Gávril y de la habilidad arcana de Koli― pendía de la cadera. Voryanda se detuvo a una distancia prudencial, pues en ese momento la reina empuñaba un par de dagas tridente y se preparaba para lanzar una contra la diana pintada en el interior del muro. ¿Esas dagas eran capaces de atravesar paredes?

   ―Lady Rynfer ―dijo Maud con tono de mando, de espaldas a ella y sin volverse para mirarla―. Espero que seas tan ignorante como yo respecto del paradero de Exan Deil.

   ―Así es, mi reina ―respondió. Koli se mantenía pegada a ella, un paso atrás.

   Maud lanzó una de las dagas, dio en el centro del objetivo.

   ―Ordena a tu grupo que se prepare para partir. En cuanto vuelva la patrulla de Glimmer, se irán de Ádarel.

   La segunda daga voló desde los dedos chispeantes de Maud y trazó un arco de fuego hasta chocar contra la pared. El acero brilló, clavado junto a la primera daga.

   ―Reina Maud, antes de decidir eso, debe escucharnos.

   ―¡Te escucharé a ti y a Valken si me aseguran que el libro está en manos seguras!

   La reina se giró hacia ellas dos.

   ―¿A qué se refiere exactamente? ―preguntó Rynfer.

   ―¿Puedes responderme, Voryanda? ―Maud alzó la barbilla―. Dime dónde está Exan Deil.

   ―La última vez que lo vi, acabábamos de enviar a Asmódey de regreso al Inframundo. No sé qué planes tiene. Usted estaba en el bosque cuando él delegó en mí la responsabilidad de nuestro grupo de combate.

   Maud iba a decir algo, pero apretó los dientes, y con el puño lanzó una descarga de fuego negro contra la diana. El par de dagas relumbraron encendidas de rojo, igual que brasas ardientes. Voryanda reconoció en aquel desahogo de ira la huella del Cazador.

   "Mejor así ―se dijo ella―. Sé cómo manejar esto".

   ―Reina Maud, sabe que puede confiar en la representante del clan Rynfer. ―Se desató el lazo de la camisa y dejó ver el talismán de jaspe negro―. Fue Bliss, su vidente, quien estableció una conexión con Koli para su llamada de auxilio, y la Luna y las estrellas quisieron que yo estuviera con esta muchacha cuando recibió el mensaje. No desperdicie nuestra reunión. ¿No ha dicho Bliss que el destino de los Vonzepp se encuentra aquí, en Ádarel?

   Maud apartó la mirada de Voryanda y estudió a Koli. La muchacha se había distanciado de ellas, seguramente creyendo que la conversación entre dos nóckuts veteranas en combates no era asunto de una jovencita con apenas un demonio desterrado en su haber.

   La reina volvió a centrar su atención en Voryanda, y ella comprendió lo que significaba esa mirada.

   ―Puede confiar en nosotras ―aseguró Rynfer―. No revelaremos a nadie lo que oigamos aquí. Eso incluye a nuestros compañeros de armas.

Sangre nóckut - Arco 3: En tierra de guerreras -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora