Capítulo 8.

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Mario me empuja dentro del departamento cuando abre la puerta, después del que el señor Jones se fuera por una llamada que recibió Mario se puso como loco. Me grito porque no había dormido en la casa y si acaso había dormido con él.

—Suéltame Mario, ¡que me sueltes! —me salgo de su agarre, miro mi brazo y esta rojo.

—¡Dormiste con el! ¡¿verdad?! —grita—¡Responde carajo!

—¡No! ¡no dormí con el y si fuera así no sería de tu incumbencia! —el sonido de la abofeteada que me da retumba la sala.

Toco mi mejilla dejando caer las lágrimas.

—Eres una...—masculla.

—¡¿Una que Mario?! ¡¿Una que carajo?! —lo enfrento algo que nunca he hecho.

Nos miramos con odio y siento mi labio temblar, estoy cansada, cansada de vivir así, cansada de vivir con él, cansada de no poder tener amistades sin que el me este controlando, cansada de vivir con alguien a quien ya no amo.

—Veo que ya esta sacando las garras muñeca—sonríe.

—Me iré a duchar—digo dándole la espalda.

—¡No me des la espalda cuando te hablo!— grita y me volteo caminando hacia él.

—¡No me estas hablando me estas gritando y desde hoy si me gritas te grito! ¡¿Me oíste?! ¡Porque soy yo la que paga este maldito departamento y no me ando revolcando con mi jefe de trabajo como tú lo haces!, ¡así que deja de molestarme o te vas de este departamento con tu jefecita! —le grito en su cara y me mira tan sorprendido como yo también lo estoy.

Le doy la ultima mirada y camino hacia la habitación para dame una ducha.

Me quito la ropa cuando entro al baño cerrando con seguro la puerta, cuando la tina esta lista me meto en ella cerrando los ojos tratando de olvidarme de todo, pero el rostro del señor Jones viene a mi mente junto al momento del ascensor ¿Cómo pude decirle eso en el ascensor? Yo no soy así, pero cuando se acerco fue como si otra Cala Wood se apodero de mi y deseaba besarlo como nunca he deseado besar a Mario.

Las cosas que me dijo me hicieron salir de mi burbuja, quería besarlo, no, deseaba hacerlo, pero no soy como Mario y cuando el sea como es no le haría eso. El señor Jones talvez pensó lo mismo que yo y no me beso, respeto todo y eso lo aprecio.

Paso la esponja por mi cuerpo, recuerdo la conversación del otro día con las chicas cuando me preguntaron si tenia hermanos y eso mismo me pregunto ¿mis padres seguirán vivos? ¿tuvieron más hijos? ¿tendré hermanos o hermanas? ¿tendré si quiera familia?

Unos golpes en la puerta me sacan de mis pensamientos.

—¿Muñeca porque tardas? —pregunta Mario a través de la puerta.

¿Y a este que le pico? hace unos minutos me estaba gritando y ahora me habla de esta forma tan tranquila.

—Me estoy dando un baño de espuma—me levanto colocándome la toalla.

Abro la puerta encontrándome con el rostro de Mario.

—¿Qué quieres? —pregunto apoyándome en el marco de la puerta.

—No me hables así—y ya volvió el Mario de hace unos minutos atrás.

Suspiro apartando la mirada.

—Mario me estaba dando un baño ¿deseas pasar o solo molestarme?

—Cala. —advierte.

—¿Qué? Hay otro baño en el departamento si quieres ir al baño ¿Por qué me molestas Mario? —aprieta los labios.

De CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora