•VII• Pulchra Nocte

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—S-San...

El alfa se apoyó sobre las palmas de sus manos, contemplando desde arriba al omega más bello que sus ojos podían ver.

La distintiva piel pálida por el albinismo se había tornado a una rosadita producto del calor y de todos los besos pintados en su torso, sus mejillas era nada más que dos hermosas flores de camelia, y esos labios cuales era su mayor droga se encontraban hinchaditos y rojos producto de los cientos de besos y mordidas.

La idea de permanecer en el agua fue nula en todo sentido, optando por llevar su cometido sobre las mantas, los cuerpos casi secos tras el calor de la fogata.

—Ya... Basta~

Jeongsan sonrió de lado, una sonrisa burlona y juguetona mientras sus dedos se encargaban de hacer su trabajo en el interior del omega, estimulándolo, dilatándolo de una forma tan deliciosa que hacía al pequeño peliplateado gemir con la cabeza hacia el cielo, en un cántico cual Jeongsan era el afortunado de escucharlo y ser él quien lo provocara.

—No debe dolerte, espera— dijo en medio de un recorrido de besos, desde su cuello hasta su pecho, atrapando uno de los botones rosas con su boca y chupar fuerte, luego en círculos, deleitándose con el leve temblor del cuerpo en intervalos de espasmos.

—Solo hazlo... Solo hazlo maldición~— Minyi le pidió, sus ojos aguándose poquito, los mismos mostrando hermosos atisbos amatistas y pidiendo entre sollozos al alfa que entrara en él, porque estaba seguro de no resistir si lo sigue estimulando, con su lubricante derramándose por los dedos impropios de forma deliciosa.

No tardaron mucho para que Jeongsan termine de estimularlo correctamente, porque a comparación de la anterior vez fue algo torpe y doloroso para Minyi tras sentir por primera vez una nueva invasión, a pesar que los cuerpos de los omegas están adecuados para recibir a un alfa.

—¿Trajiste condones?

Okey, si no fuera por la pregunta Jeongsan no se hubiera detenido por ese pequeño e importante detalle.

—No pensé que íbamos a terminar en esto— le dijo mirándolo sentado sobre sus rodillas, recibiendo las expresiones de enfado de Minyi quién jadeó en una mezcla de excitación y frustración.

¿Enserio?

—Solo... no me anudes. Solo eso.

El alfa asintió y se inclinó hacia adelante, atrapando los labios del omega mientras éste abría las piernas y le concedía posicionarse en medio, gruñendo desde la garganta al sentir el pene del alfa rozar con el suyo y luego posicionarse en su entrada, hundiéndose lento, con paciencia, soltando un delicioso gruñido de placer y alivio al no sentir dolor, y Dios, fue gloria, porque a comparación de la primera vez... sintió placer y comodidad por la invasión, como si su cuerpo estuviese moldeado exclusivamente para Jeongsan, para este alfa.

—Joder...— Jeongsan musitó con el labio inferior del menor atrapado entre dientes, volviendo a salir lento y luego entrar en una estocada que hizo al omega soltar un gemido al cielo, una melodía hermosa para los oídos del alfa— Eres tan pequeño, Min. Demasiado pequeño.

—No... Tú... Tú eres muy... grande...— masculló apretando en puños las mantas a sus costados, esforzándose de aguantar cuando el otro aumentó las embestidas, de suaves a violentas, doliéndole las caderas ante los dedos encajados en su piel, la misma rebotando cuando sus glúteos eran impactados, el sonido del accionar invadiendo el tranquilo ambiente del bosque.

Minyi dio un pequeño gritito, lo que hizo encrispar los dedos de sus pies y contener el aliento cuando el alfa llegó al fondo, llegó a tocar una zona que le hizo apretar los ojos y exhalar en un hermoso gemido. San había tocado la zona más erógena que cualquier omega podía tener, y Minyi al parecer era demasiado delicado y sensible en su totalidad.

ETERNITY | DUO KJS&MMYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora