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Canela...

Sus fosas nasales solo reconocieron ese delicioso aroma a canela con un poquito de vino y red velvet.

La cabeza le dolió horrores, como si miles de caballos hubiesen pisoteado mitad de cerebro y cientos de flechas impactado en el centro de un blanco.

Minyi se removió, sintiendo impactar contra la piel de su frente una pequeñita ráfaga de aire y una calidez fenomenal, abrazadora, cual no sería capaz de salir de ella tras sentirse tan cómodo y reconfortante. Una calidez cual puede asegurar ser su hogar.

Pero la vida pasó en una película al abrir los ojos, palideciendo más de lo que era tras encontrar ese bello rostro con cejas pobladas y un pequeñito lunar en la nariz sucumbido bajo los brazos de Morfeo.

Las palabras en la boca de Minyi se restringieron en salir cuando se perdió en Jeongsan, en ese alfa quien es un completo Adonis a pesar de estar dormido. Pero al solo verlo removerse y abrir los ojos, lo empujó con tal fuerza que el alfa cayó a un lado de la cama, en un sonido en seco y sin reacción alguna llevándose unas almohadas de paso, mientras Minyi se sentó y sollozó por el infernal dolor de su cadera cual subió en un respigo por toda la espina dorsal.

Y si no fuera poco, las mejillas le quemaron al percatarse de no traer nada. Oh Dios, nada; solo la camisa blanca cual le caía por los hombros y mostraba la mitad de la espalda. Cosa que le hizo cubrirse con las sábanas, muriéndose de la vergüenza en medio de la enorme cama.

Oh no.

—Minie— Jeongsan le susurró con la voz ronca producto del despertar, atrayendo la paranóica mirada del omega sentado con las piernas retraídas y sosteniendo las sábanas contra su pecho.

—Tú... Nosotros... ¿Q-Qué hemos-

Calló. Sintió viscoso los muslos, una sensación horrible que le hizo mirar por debajo y enmudecer al encontrar la razón de esa incomodidad.

Rememoró la noche anterior. Simplemente fue a los aposentos del alfa para tomar unas copas de vino y conversar. Eso era la finalidad de Min Minyi en el lugar, no otra. Pero ¡No! Eso no pasó, en una parte sí, pero eso no fue su finalidad.

Y ahora está allí, después de haber tenido su primera vez con el alfa de alfas y príncipe de príncipes, con ese hombre quien desde niños le cuido como nunca. Con un nudo hecho y semen aún saliendo de él.

No... No, no, no. ¡No, Diosa Luna!

Jeongsan parpadeó unas veces tras levantarse y se acercó despacio, con cuidado cuando vio al omega en un estado de trance, su mirada fija por debajo de la sábanas con ojos torneadas de atisbos amatistas, un color muy diferente a los usuales ojos violetas de omegas dominantes clase alta.

—Tú...— Minyi musitó, presionando con fuerza el borde de la sábana hasta palidecer sus nudillos. Jeongsan lo contempló en silencio, recibiendo la mirada cristalizada del omega, quién apretó los labios al tiritar—. Me anudaste... ¡Te corriste dentro, maldito imbécil!

Un bloque de cemento cayó sobre su pecho. Jeongsan lo miró con los labios abiertos y la respiración yéndose, no sabiendo qué decir o hacer ante ello porque joder, estaba seguro; estaba cien por ciento seguro de haber utilizado un condón, de haber tenido la protección necesaria tal y como le explicaron, por lo que no puede creer aquello.

—Déjame ver— le ordenó y aquello asustó más de lo que el omega estaba, comenzando a tiritar cuando Jeongsan tomó las sábanas y le jaloneó en un intento de arrebatarle— Minyi déjame ver.

— ¡No!— aseveró, sus mejillas ruborizándose a mil y luchando en el forcejeo.

—No hay nada que no haya visto, dejando ver para ayudarte.

ETERNITY | DUO KJS&MMYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora