•XX-V• Sentire

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Frío

El ambiente estaba extremadamente frío, extraño en una madrugada en pleno verano.

La cabeza le dolía como demonios, las náuseas por los tragos lo torturaron de forma espontánea.

¿Por qué carajos aceptó que Hamin le convenciera de tomar?

Joder.

Una pequeña ventisca le hizo temblar suavemente, dado por seguro el tener una ventana abierta.

Quejó bajito y estiró su brazo en busca de abrigo, una manta o lo que sea que esté a su alcance. Pero solo encontró unas prendas, unas cual formaban parte del nido de su omega y eran la única opción para protegerse.

Tanteó la ropa a su alrededor y abrió poquito los ojos en cuanto su mano apretó una prenda, una camiseta que consiguió de una tienda de garaje en Busan, cual se olvidó de pagar porque descubrieron su identidad y lo persiguieron. Pero antes de sustraerla, miró a su lado, encontrando un lugar vacío, las sábanas removidas ante la falta de la presencia ajena.

Se levantó desconcertado, preguntándose hace cuanto Minyi abandonó la habitación luego de pasar la mano por la zona, sintiendo las sábanas frías, deduciendo el haberlo hecho hace minutos -u horas quizás. Incluso no encontró a los samoyedos en la entrada, aquella escena siendo costumbre ante su vigilia.

Salió del lugar y en primera estancia pensó en ir a la habitación de Yoongi y Jimin, quizás con la idea de encontrarlo allí. Más su instinto lo llevó hacia la cocina, encontrando al omega recostado en la barra, con los brazos cruzados en la misma y el rostro oculto entre ellos.

Avanzó unos pocos pasos, siempre en silenció para evitar alertar a los samoyedos, los cuales yacieron acostados en el piso a un lado del omega. Sin embargo, uno de ellos levantó la cabeza, la bonita Juno quién ladeó la cabeza cuando San llevó el dedo índice a sus labios en señal de silencio.

Deslizó una de las sillas y tomó asiento, despacio para no exaltarlo, más aun así Min Minyi siguió en su misma posición, quizás fingiendo dormir profundamente.

—Terroncito...— Jeongsan susurró suavemente, despacito como un arrullo, su mano posándola sobre la espalda del menor en una sutil caricia— Amor...

—Me hacen doler.

Jeongsan se giró completamente, tomando las manos de Minyi en un ligero apretón, y no supo que deducir de su actitud al verlo tranquilo, como si nada luego de confesar su molestia. Y ante su cara, Minyi se removió hasta encararlo, encontrando expresiones preocupadas, su inquietud sintiéndolo como propia.

—No es malo— el omega confesó suavemente e intentó calmarlo cuando ápices ámbar contornearon las iris del alfa— No es malo, Pudín.

—Pero te está doliendo. Debemos ir a la clínica, podría ser algo malo. Podrías y podrían correr peligro. ¿Y si ya entraste en labor? Es muy pronto y no hemos preparado nada-

Las palabras se esfumaron en un chasquido cuando sus manos fueron llevadas directo al vientre, extrañado por el repentino gesto. De pronto un movimiento suave pero preciso apareció debajo de sus palmas; un movimiento cual aumentó con otro muy parecido, paralelo al anterior.

— ¿Lo sentiste?— Minyi le preguntó ansioso, escrutando el rostro del alfa, este con ojos abiertos en demasía y labios semiseparados, sus manos ejerciendo un poco más de presión sobre su panza— Oye te estoy hablando-

—Están pateando— murmuró casi inaudible, apretando un poquito más el vientre del omega, para luego sonreír precioso— Al fin están pateando, Minyi.

ETERNITY | DUO KJS&MMYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora