•XX-IV• Puer Lunae

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— ¡Voy a llegar tarde!

— ¿No quieres que Yoongi te lleve? El consultorio de Noona queda cerca.

El albino rodó los ojos tratando de inclinarse para amarrarse las agujetas, más la presión del vientre y la falta de aire fueron lo peor que pudo sufrir alrededor de las veinte semanas.

Era una tortura. El embarazo no es lo más bonito como muchos suelen decir. ¡Es horrible! O eso pensó cuando ciertas cosas cuales antes eran las más fáciles del mundo se tornaron difíciles.

Sumamente difíciles.

— ¿Necesitas ayuda?— Jimin preguntó acercándose, observando la escena mientras sujetaba su desteñido cabello en una colita.

Minyi bufó, no cediendo a la pregunta.

—No, yo puedo— aseveró, volviendo a estirar las manos hacia el calzado.

—No puedes. Ellos no te dejan, no seas terco— Yoongi dijo apareciendo en el lugar, inclinándose hacia el menor. Tomó las agujetas entre sus dedos y las amarró bajo la vista de su hijo y de su Luna, terminando en un bonito lazo— Ya está, un poco de ayuda es buena, bebé.

Minyi arrugó el rostro, las mejillas abochornadas un poquito.

—No soy un bebé para que me digas bebé, seré papá en unos meses.

—Sigues siendo nuestro bebé, Minie— Jimin le dijo con una sonrisita en sus pomposos labios, acariciándole el cabello en lo que Minyi se levantaba, el tacto del mayor desvaneciendo tras alejarse prudentemente— Cuando termine la sesión llama a Amber, no debes exponerte ¿Está bien?

—Lo tengo en cuenta— le concedió contento, alejándose con dirección al auto, abriendo la puerta del copiloto en lo que veía a sus padres despedirse con un bonito beso en los labios, mirándose con ternura y después visualizar a Yoongi dejarle un beso en el cuello de su otro progenitor, hundiendo los dientes en una suave presión sobre la marca.

No iba a negar que estaba maravillado. La escena era realmente hermosa y tan solo por un segundo sintió el estómago extraño, como si miles de estrellas fugaces se abrazaran entre sí. Y cuando su progenitor alfa se separó, logró ver la piel de Jimin, marca de dientes con poquita sangre yacer a la vista.

Inconscientemente su mano reposó en su cuello, sintiendo absolutamente nada. Vacío. No hallando el rastro de los dientes de su alfa en él.

No debería sentirse mal, pero... ¿Por qué se siente así? No debería afectarle.

Se supone...

Se hundió en el asiento y se frotó el vientre por pura inercia, sonriendo bonito al sentir ese confort con sus cachorros, siendo ellos el único medio de unión con el alfa. Y al recordarlo sus facciones se diluyeron, su lobo entristecido en el siguiente segundo luego de dos semanas sin verlo.

No contó con que Yoongi había tomado lugar frente al volante. Los ojos ajenos mostraron curiosidad ante su posición y movimientos, y despabiló rápidamente con las mejillas rojas ante la vergüenza.

— ¿Se han movido?— el alfa le preguntó un poco ansioso, su mano aferrada en la llave dentro del mismo auto— Esta semana ya deben hacerlo, si demoran sería un problema.

—Están dormidos, es todo— dijo bajito, desistiendo en seguir tocándose por lo que ingresó las manos en los bolsillos de sus pantalones holgados. Y Yoongi alzó una ceja.

— ¿Cómo lo sabes?

Minyi elevó un hombro, su rostro mostrando relevancia.

—Solo lo sé— dijo simplemente, abrochándose el cinturón de seguridad en lo que el mayor puso el auto en marcha.

ETERNITY | DUO KJS&MMYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora