•X-VI• Exspecto

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—Oye.

El alfa se mantuvo firme en la autopista, sus manos apretándolas con firmeza en el volante a pesar del llamado de Minyi.

Habían pasado unos cuántos minutos de la partida. No se dirigieron palabra, ni se miraron. De cierto modo el ambiente mantenía una tensión que se podría cortar como el papel. Minyi por su parte se atrevió a hablarle, fijando sus ojos en el perfil del alfa bajo concentración, quién ni siquiera le devolvió el gesto y solo se dedicó a conducir y tamborilear los dedos en el timón en cada semáforo en rojo.

¿Qué está pasado?

—Maneja más despacio, por favor. Me estoy mareando— el omega le pidió en voz baja, llevando los dedos a su sien, sobando despacio con la cabeza baja.

Y así lo hizo, Jeongsan bajó la velocidad y le miró en intervalos, recayendo su atención en la palidez de los labios impropios.

—Te llevaré a Donghae-nim y luego iremos con mi tía Hyuna, ella está aquí— comentó, bajando mucho más la velocidad.

Estacionó a un lado de la autopista, desabrochó su cinturón y giró el torso hacia el otro. Minyi optó en hacer lo mismo y se extrañó al ver preocupación y apacibilidad en los ojos del alfa.

—Ya dije, todo esto es por mi trabajo. ¿Por qué no puedes creerme?— soltó apenas, tan bajito que Jeongsan lo notó, pero Minyi prefirió caer en la ignorancia.

El alfa estiró una mano hacia el asiento de pasajeros y regresó al frente con una chaqueta en sus manos. Era de él, Minyi está seguro.

Sin chistar una de sus manos fue tomada e introducida en una de las mangas de la prenda, pasándola por su espalda con cuidado, cerrando los ojos cuando la cercanía con el cuerpo ajeno fue lo suficiente para percibir su olor, esa exquisita canela, y finalmente terminar de introducir el otro brazo y cerrar la cremallera, todo bajo contemplación del alfa quien abandonó sus manos del cierre.

—Te creo— San le musitó, rodeando sus brazos en el delgado cuerpo del omega, quien se relajó cuando sus manos acariciaron con ternura su espalda, sobre las vendas— Te creo, amor. Estoy preocupado, quiero cuidarte.

—Sé que quieres— le concedió en voz baja, sorprendido de lo pequeño y frágil que se ve en los brazos ajenos— Pero también sé que esto será algo pasajero.

—Puede detonar, Minyi— reiteró despacio, mostrando la sutileza para diluir la alteración en el olor del menor— Un ataque de ansiedad puede incrementar hasta afectarte en otras cosas. Por favor...

Minyi suspiró agotado. Jeongsan no iba a dar su brazo a torcer, no iba a ceder a él, es demasiado reluctante como para hacerlo. No obstante, es Minyi quién mostró signos de ceder. Su instinto le obligaba a regirse ante su alfa; su lobo no estaba en las mejores condiciones para una negación. Y aquello no era bueno, aquello dejaba su debilidad palpable y se mostraba demasiado vulnerable.

No le gustaba, mierda, en serio no le gustaba. Pero su debate era tanto que no podía poner límites a Jeongsan.

—¿Quieres saber algo?— el alfa se apartó despacio, miró el rostro del omega y sonrió con sus dedos colándose en su peliplateada cabellera, llevándolo despacio detrás de su oreja— Días después que nací y de haber regresado a Seúl, todos tuvieron una charla en la oficina del abuelo Nam con la tía Hyuna. Una terapia familiar.

Minyi ladeó la cabeza, sus ojitos avellanas reflejando curiosidad.

— ¿Es un tipo de adaptación por tu nacimiento?— preguntó y por un momento se sintió foráneo cuando Jeongsan negó despacio y le besó repentinamente la punta de la nariz, para terminar con una tierna sonrisa en sus labios.

ETERNITY | DUO KJS&MMYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora