Capítulo 11.

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                    Las calles de Los Ángeles siempre estaban habitadas, sea la hora que sea, la gente paseaba de aquí para allá, de toda clase, desde personas malhumoradas por llegar a tiempo a sus empleos hasta turistas de todas partes que se ha...

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Las calles de Los Ángeles siempre estaban habitadas, sea la hora que sea, la gente paseaba de aquí para allá, de toda clase, desde personas malhumoradas por llegar a tiempo a sus empleos hasta turistas de todas partes que se hacían notar. Los locales estaban abiertos la mayor parte del tiempo, las luces en las calles se encendían por la noche, brillaban tanto que hasta podrías olvidar que caminabas bajo la luna y las estrellas.
Nunca te aburrías en esta ciudad, siempre había algo para hacer o con lo que entretenerte.

Alicia de a poco pudo dejar el miedo de lado, no del todo, pero al menos se había animado a abrir sus ojos mientras iba montada en la motocicleta de Tommy, aferrada a el mismo.
Sus cabellos rubios se movían violentamente al son del viento, o más bien por la velocidad a la que andaban.
Si bien algunas personas los observaban, no llamaban tanto la atención como con los otros coches de Thomas.

Era de tarde, algo al rededor de las 3:00 pm, el sol brillaba en sus cabezas, pero era soportable.
Alicia veía como la gente, las calles y los edificios pasaban con rapidez a su alrededor, hasta que notó que, de un momento a otro, Tommy se había dirigido por una ruta. La muchacha respiro el aire puro, por alguna extraña razón, se relajó al alejarse de la ciudad mientras se acercaba cada vez más a las colinas, notó además que cada vez estaban a un nivel más y más alto de la ciudad.

Tommy se sentía extremadamente feliz. Estaba en su increíble y adorada moto, andando a gran velocidad, sintiendo esa adrenalina que tanto le gustaba, dejando la ciudad y toda su furia atrás, con una bonita chica abrazada con fuerza a su abdomen. Su bonita chica, era más que eso, no era una mujer cualquiera, era su hija, en este preciso momento nada lo podría hacer más feliz, no deseaba estar en ningún otro lugar ni haciendo nada más.

A esta altura, luego de unos cuantos kilómetros, la jovencita sonreía de oreja a oreja.

Libertad. Eso es lo que Alicia estaba comenzando a experimentar. Se dejó llevar, dejó que Thomas y su monstruosa motocicleta llevaran el ritmo y logró relajarse un poco más, pudiendo así disfrutar el momento. Sentía el aire contra su cuerpo y comprobó que resultó una de las mayores sensaciones que pueda sentir.
Mientras rodaban observaba el paisaje extenso y montañoso, pensó que era hermoso, se sumergió en un extraño estado de trance mientras admiraba la vista, sentía que fluía con lo que estaba viviendo, de repente su mente estaba en blanco, no pensaba en nada más, sólo disfrutaba y se emocionaba mientras el mundo se paseaba a través de su mirada.
Sin soltarse aún, aflojó su agarre de Tommy, incluso soltó algunas pequeñas risitas, dándole cosquillas en el pecho a su padre.

Un rato después, finalmente habían llegado al destino, Tommy bajó la velocidad. Alicia no había prestado atención hacia donde se habían dirigido, hasta que lo hizo, sentía que la emoción no cabría más en su pequeño cuerpo y le bajaría la presión provocando que se desmayara.

El gran letrero de Hollywood estaba a unos cuantos pasos más sobre la colina.
Bajaron de la moto y comenzaron a caminar unos pocos pasos más, logrando llegar hasta detrás de las gigantescas letras.

DADDY ISSUES ━━ TOMMY LEE | NIKKI SIXXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora