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—¿Segura que harán eso?

Reí asintiendo. Llevaba una semana analizando los movimientos de BTS además de las posibles entregas que robaron a otras pequeñas mafias menos conocidas. Teniendo en cuenta todo el material que debieron comprar les hacía falta dinero, por lo que deberían de blanquearlo o robarlo de algún sitio. Yo había apostado por un banco bastante grande de la ciudad, ese era el mítico objetivo de todas las mafias pero ninguna se había atrevido a robar allí debido a la gran seguridad que esta poseía. 

—¿Sabes todos los bancos que hay en la ciudad? Ese es el más complicado...

—BTS se dedica a llamar la atención, dejan pistas a propósito y se dejan ver por alguna cámaras. Quieren caos y eso lo causaría sin duda.

Cerré el cuaderno en el que estaba escribiendo unos cuantos números y cuentas. Me levanté de la silla y observé la hora, eran las dos de la tarde y mi tripa rugía por algo que ingerir.

—¿Comemos en la ciudad?

Mi hermano Noah bufó impresionado por mi despreocupación absoluta por la situación actual. Prácticamente BTS nos había declarado la guerra de la manera más fácil posible. Aunque aún no lograba entender cómo lograron entrar a nuestra zona para quemar la zona este del edificio en el que casualmente todos estábamos a esa hora. Sin duda no eran tontos y eso me emocionaba aún más, ¡Me enfrentaba a lo mejorcito!

—¿Dónde quieres comer?—pregunté llevando ambas manos a los bolsillos de aquel chándal gris y negro.

—¿Invitas tú acaso?

Mi hermano menor sonrió ladinamente, sin duda psicópata tenía que ser. Siempre se aprovechaba de mí e ignoraba la posibilidad de que yo no quisiera o no pudiera hacer algo que él reclamaba.

—No, pagas tú—dije adelantándome un par de pasos.

Escuché sus quejas tras de mí, como siempre destacando que era menor que yo y debería de invitarle de bez en cuando. Ignoré como siempre sus palabras y observé cada lugar de comida rápida de la avenida. El Burger King me tentaba, pero había demasiada gente en espera para pedir, el MC Donald estaba cerrado por alguna razón que desconocía, el Telepizza estaba en la otra acera y me daba pereza cambiarme.

—Vamos aquí mismo—dijo señalando un lugar de ramen.

Rodé los ojos y retrocedí unos pasos para entrar dentro. Miré el lugar con curiosidad, tenían buen ambiente. Nos sentamos al fondo en silencio, miré a nuestro alrededor fijamente. Muchos nos observaban y susurraban entre ellos, eso me preocupaba. A diferencia de BTS, nosotros pretendíamos tener nuestra imagen intacta para aquellos paseos por ejemplo. Ya tuve un problema al rumorearse que era hija del Mafioso Jung y por ello tuve que salirme de la universidad; simplemente otra razón por la que mi padre me tenía apartada.

—No te preocupes y mira la carta, te miran porque eres bonita—dijo mi hermano dándome con la carta en la cabeza.

—¿Eso crees?—pregunté sonrojándome, nunca me habían dicho eso.

—Lo eres, más bien, lo somos. Ahora pide tu pinche ramen.

Rodé los ojos y miré la carta, especialmente los precios; quería pedir lo más caro para molestar a mi hermano.

—Este estará bien—dije señalando lo más caro de ramen sin caldo de la carta.

Mi hermano se percató de mi intuición por lo que murmuró cualquier insulto hacia mi persona antes de levantar la mano para llamar a un camarero. Este se acercó con una sonrisa y un pequeño sonrojo, nos miró a ambos y tragó en seco.

—¿Qué desean?

Mi hermano dijo tanto lo suyo como lo mío y después me dedicó una mirada.

—De beber dos Fantas de naranja, gracias—dije sonriendo amablemente al joven camarero.

Este se fue enseguida.

—Ese es bisexual, me apuesto cincuenta—dije mirando de reojo como uno de sus compañeros le molestaban dando codazos.

—Yo creo que es gay—dijo Noah posando su cabeza sobre su mano estrujando así sus cachetes.

Miré seria a mi hermano. Su pelo ligeramente rizado cayendo sobre sus grandes ojos y leve sonrojo natural de mejillas enamoraría a cualquiera, sobretodo si sonreía como él sabía hacer: subiendo los pómulos sonriendo así con los ojos también.

—Aquí tienen—dijo el camarero dejando las bebidas.

—¿Te gustamos acaso?—pregunté sirviéndome en el vaso.

—Sois realmente guapos—dijo nervioso desviando la mirada hacia su compañero.

Este se acercó sonriente mirando al nervioso de su amigo.

—Es hetero—dijo guiñándome el ojo antes de irse tirando de su tímido amigo.

Me sonrojé por completo, ¿estaba así de nervioso por mí? Eso no me lo esperaba en absoluto.

—Vaya, te dije que eras bonita.

Comimos comentando lo ocurrido anteriormente y observé sonriente como pasaba su tarjeta para pagar la comida.

Andábamos por la calle cerca del banco, serían las seis de la tarde aproximadamente. Las aceras se llenaban por adolescentes que disfrutaban la libertad que proporcionaba un viernes. Resoplé al ver que no ocurría nada.

—Te lo dije.

Justo cuando mi hermano dijo eso sonaron las alarmas del banco. Un par de chicos con unas bolsas salieron seguidos por unos guardias. Abrí los ojos al visualizar una camioneta derrapando frente a ellos, estos saltaron dentro dejando desconcertados a los guardias de seguridad. Sonreí ampliamente y miré a mi hermano con la ceja levantada.

—Te lo dije.

—Sí, pero se escaparon igual—dijo señalando la calle por la que huyeron.

Anduve por mitad de la carretera al otro lado de la calle. Sonreí al ver a los policías llegar y aparcar frente a las escaleras del banco en las que me acababa de sentar. Vi una figura bajar del coche con una pequeña sonrisilla en el rostro.

—Raro verte.

Y sí que era raro. Eric era un policía algo corrupto, más bien corrompido por mí. El pobre enamorado aceptó ayudar a mi padre si este le permitía seguir hablando conmigo y así fue, este de vez en cuando me llamaba o simplemente me visitaba a la antigua casa, ahora quemada.

—Lo mismo digo.

—¿Qué pasó esta mañana?—preguntó parando frente a mí mientras sus compañeros se adentraban en el banco recién robado.

—Los que acaban de robar tras de mí me quemaron la casa, cómico, ¿verdad?

Este negó con la cabeza y se puso de cuclillas frente a mí.

—¿Qué necesitas saber?

—Donde sea que perdáis el rastro de esa camioneta que pasó a recogerlos. Eso es todo.

Asintió lentamente mirando el escalón donde mis pies se posaban. Se levantó de un saltito.

—En unas horas te lo mando, preciosa.

—Tan rápido como siempre, nos vemos.

Caminé hacia mi hermano y le dije de volver a casa. Este estaba confuso ante lo ocurrido hacía unos minutos pero yo no iba a contarle la relación de corrupción de ese policía tan curioso.

BTS, aparecisteis en mi puñetera cara y no pude hacer nada... Esto ya es personal.

Pride - JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora