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—¿Quién- ?

Miré a la ventana encontrándome con una figura en esta. Entró con facilidad y se quitó la gorra para peinarse hacia atrás el pelo antes de colocarse de nuevo sobre su cabeza la gorra. Era alto y parecía tener esbelto cuerpo, estaba lesionada y no podría con él ni queriendo. Me preparé para gritar, pero su mano fue a parar rápidamente a mi boca. Sus ojos grandes y oscuros penetraban en los míos.

—Nada de gritar o lo que escucharán serán tus últimas palabras, ¿entendiste?

Asentí lentamente sin dejar de mirar como sacaba un cuchillo de su bolsillo. La volvió a meter y se separó de mí, me miró de arriba abajo y luego chasqueó la lengua.

—No creo que puedas salir por la ventana, habrá que salir por la puerta—dijo acercándose y llevándome cual princesa Disney.

—¿Qué narices haces?

—O cooperas o te mato, no eres un objeto importante ahora mismo—dijo con un tono ronco.

Tragué en seco y asentí.

—Trágate esto—dijo metiendo en mi boca a presión una pastilla.

La tragué por accidente, maldije en bajo por ser tan estúpida. Escuché una leve sonrisa de mi secuestrador antes de abrir la puerta. Noté los párpados pesados tras ver como dejaba en el suelo a un par de guardias conmigo en sus brazos.

—Duerme bien, nos vemos en unas horas.

Abrí los ojos al sentir una brisa fría por mis piernas. Lo primero que vi fue una cómoda que nunca había visto, lo segundo fue las sábanas negras de la cama en al que me encontraba y lo tercero fue el cuerpo semi desnudo de un hombre frente a mí. La espalda de este se veía fuerte, era ancha. Llevaba unos pantalones vaqueros negros puestos, parecía estar abrochándoselos mirandl a través de la ventana. Escuché como maldijo. Me incorporé un poco en la cama percatándome de que estaba en ropa interior, lo peor pasó por mi cabeza. Quise levantarme pero el dolor del brazo provocó un ligero grito de mi parte.

—¿Despertaste?

Mi mirada subió hasta encontrarse con los ojos oscuros de aquel hombre. Su rostro era peculiar, no era para nada feo, su nariz prominente y sus finos y rosados labios eran hipnotizantes. Su cabello negro ligeramente ondulado caía por su frente, parecía que se había duchado hacía poco. Tardé unos segundos en recordar la situación en la que me encontraba. Me tapé avergonzada con los brazos.

—Igualmente ya vi—dijo rodando los ojos.

Su voz era ronca. Se acercó a la cómoda a mi derecha y sacó una camiseta negra básica y se la puso.

—¿Qué miras?—preguntó con cierta molestia mirándome.

¡Encima me trataba como basura! ¿Quién-?...el secuestrador. Se me había olvidado el secuestro en el que me encontraba.

—¿Dónde estoy?

—No es relevante—dijo acercándose a agarrar un teléfono que cargaba en la mesita de mi lado.

—¿Por qué estoy semi desnuda?

—Haces muchas preguntas—dijo guardando el móvil en su bolsillo—Me atacaron mientras te llevaba, me aseguraba de que no tuvieras heridas además te cambié el vendaje; de nada.

¿De nada? ¡No tendría que mirar si estaba herida si me hubiera dejado feliz en mi casa!

—¿Quién eres?

Silencio, el chico de espaldas giró la cabeza dejándome apreciar su perfil.

—¿No nos buscabas? Pues ya nos tienes.

Pride - JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora