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Paseaba por el jardín trasero pensando en qué estaría ocurriendo en la casa de BTS. Llevaba dos días en la mansión incorporándome al trabajo de nuevo. No había rastros de que mis secuestradores trataran de volverme a capturar y al parecer mis hermanos estaban siempre con un ojo sobre mí por si acaso. No les conté nada, ni el plan de matar a nuestro padre ni mucho menos lo cercana que me hice a Jungkook.

—¿Pasa algo?

Negué rápidamente y sonreí a mi hermano menor.

—Pareces...distinta.

—No sé de que hablas, yo creo que se te fundieron las neuronas—dije sacando la lengua.

—No extrañaba tus comentarios.

Reí mirando las pocas nubes del cielo, ¿Qué estaría haciendo Jungkook?

Firmé un par de contratos más y miré atentamente a mi hermano Lucas el cual trataba de explicarme el oscuro plan contra BTS que había desarrollado.

—¿También quemarás su casa?

—Quemaron la nuestra, además sé dónde están. 

El plan parecía que funcionaría, y yo no participaría por si me secuestraban de nuevo durante la operación. Moví las hojas de mi mesa pensando en si se quedarían todos esos pósteres de la habitación de Jungkook; sería una pena. ¿Todos saldrían a tiempo de allí? No podía evitar estar preocupada por ellos aún habiendo hecho lo que me hicieron. Me levanté bruscamente de la silla asustando a mi hermano por mi acción.

—Necesito darme una vuelta—dije dirigiéndome ala puerta de mi oficina.

Caminé por los pasillos repletos de guardias mientras recordaba el primer día que me secuestraron, realmente fue un día complicado sobretodo por la personalidad complicada de mi secuestrador... Recordé de inmediato el día que ambos vimos el tatuaje del contrario. Extrañaba su bipolaridad y no podía negarlo, el cariño que había desarrollado hacia él era indescriptible.

—¿Todo bien?

Ashley se sentó a mi lado en el jardín sin mirarme, su cabeza estaba mirando al frente igual que sus grandes ojos.

—Sí...

—Extrañas a alguien, ¿me equivoco?

Pensé en los días viendo películas con Taehyung o cuando Jungkook estuvo herido. Su rostro sonrojado por mis cuidados o esos intentos realmente adorables para que me fuera.

—Yo también extraño a alguien, creí elegir la decisión correcta y me equivoqué; nos dañamos los dos por mi elección.

Miré a mi hermana sorprendida, no sabía de esa historia y la curiosidad me mataba. Me giré en el banco esperando a que me contara.

—Me acerqué a una familia que papá consideraba competencia. Eran una familia rica de cinco en total—se amarró el pelo y continuó tras un suspiro—Sam, así se llamaba el menor de los hijos. Podría tener veinte años de edad cuando lo conocí el año pasado, era un chico realmente espontáneo. No era el más popular del barrio, pero tenía un lindo corazón. Me impresionaba con su labia y me sorprendía cada día con un regalo o una cita distinta a la anterior, para él mi sonrisa era prioritaria a cualquier otra cosa.

—No sabía que te llegó a gustar alguien.

—Yo tampoco hasta que llegó ese día—dijo borrando la sonrisa—El día que tuve que asesinar a su hermano mayor y a su madre por ordenes de papá. Pude haberme negado, haber negociado con la familia para conseguir que nos ayudaran sin matar a nadie... Pero, elegí seguir las instrucciones a raja tabla de papá y me cargué a dos de ellos...Sam me quiso perdonar en ese momento ya que entendía que eran ordenes; pero yo no me lo perdoné nunca.

Mi hermana tenía los ojos llorosos.

—La familia es importante—dije en bajo al recordar el plan de mis hermanos.

—Lo es, pero tus sentimientos tienen prioridad a veces... Lo peor para el humano es el arrepentimiento, el pensar que elegiste mal toda tu vida. No encuentras a la persona indicada con facilidad y la familia siempre está ahí desde el principio; debes arriesgarte a veces.

Mi hermana revolvió mi cabello y se fue dentro de nuevo. Nunca había tenido una conversación tan seria sobre la vida con mi hermana. Me levanté dando vueltas a sus palabras y subí a mi habitación a reflexionar. Puse algo de música y miré por la ventana de mi habitación.

—¿Siempre estuvo ese árbol ahí?—pregunté al ver el árbol de enfrente a unos dos metros de la ventana—Se nota que no tuve tiempo para pensar en mí y mirar los alrededores.

—¡Raewen!

Miré hacia abajo viendo a mis hermanos vestidos de negro preparados para salir. Con ellos iban un par más de hombres que se dirigían a la furgoneta.

—Volveremos victoriosos, ¡Te vengaremos!—gritó Noah bajándose la gorra antes de continuar su camino.

"La familia siempre está ahí, desde el principio"..."debes arriesgar a veces". Mi familia no sabía nada de mí, a pesar de haber estado siempre y en cambio unos completos desconocidos...

*Flashback*

—Nam, no le pongas eso—dijo Jimin señalando la alita—Le gusta la pechuga.

—No hace falta—dije riendo—tengo hambre, me comería cualquier cosa.

—¿Cualquier cosa?—preguntó Tae sorprendido—¿Hasta la ensaladilla rusa?

Negué efusivamente, ni loca me comía eso.

—Toma—dijo Jungkook dándome su plato con una pechuga del pollo—Dame la alita a mí Hyung.

Miré sonriente la pequeña acción de este y no dudé en comerme aquella comida.

*Fin flashback*

—No pudo negar que los extraño, y aún menos que me preocupo por ellos—dije acercándome a la cama para tirarme en esta.

Miré mi móvil en la mesilla, lo encendí y me metí en uno de los juegos a los que jugaba cuando me aburría.

Al cabo de un par de horas escuché unas voces abajo. Apagué el móvil y bajé en busca de los ruidosos de mis hermanos.

—¡Ardió como madera!—dijo Noah tirándose al sofá victorioso.

—Estuvo bonito de ver, qué pena que no lo grabaste—dijo Lucas quitándose la gorra y el cubrebocas.

Mis ojos casi salieron de su sitio al escuchar aquello.

—¿Salieron?

Los dos me miraron confusos por mi pregunta fuera de lo que la Raewen de siempre preguntaría.

—No vinos salir a nadie en los primeros diez minutos, luego nos fuimos—dijo Noah mirando a mi hermano de reojo.

—¿Ocurre algo?

Negué subiendo arriba de nuevo.

Espero que estés bien Jungkook...

Pride - JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora