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Desperté completamente sola en aquella habitación. Traté de mirar el reloj de la mesa frente a la cama encontrándome con que eran las diez de la mañana. La ventana estaba abierta de par en par dejando la fría brisa entrar.

—¿Estoy sola?

No había ruido alguno, algo que me parecía extraño al estar acostumbrada a los constantes gritos de Noah discutiendo con Lucas sobre cualquier problema minoritario. ¿Qué narices estaban haciendo que aún no me habían encontrado? Me levanté bruscamente sufriendo un intenso dolor en el brazo izquierdo. Las heridas seguían abiertas.

Abrí la puerta llevándome un chasco al encontrarme con ka fría mirada de mi secuestrador o como Suga le llamaba, Jeon. Este me miraba con su seria mirada pendiente en mí. Tragué en seco al ver una gota caer desde su cabello a su frente, debía estar acabado de ducharse.

—¿A dónde ibas?— preguntó con su gruesa voz.

—A ver si estaba sola, ¿Por qué?—dije cruzada de brazos.

—Estás bajo mi cargo, debo estar al pendiente de ti en todo momento.

—Haberme rajado el cuello—susurré mirando en otra dirección.

Se acercó a mi oreja alterándome al instante.

—Cuidado con lo que dices, no dudaría una segunda vez en rajarte.

El chico entró a la habitación y comenzó a abrir cajones confundiéndome por completo. Me senté en la cama después de hacerla y miré como este andana de lado a lado por la habitación.

—Ponte esto, dúchate si lo necesitas.

—¿A dónde vas?—pregunté  al ver como se dirigía a la puerta.

Me dedicó una mirada asesina antes de salir dando un portazo. Agarré la ropa que dejó sobre la cama y comencé a insultarlo con todas las palabras que mi repertorio me permitía.

Me duché en el baño de la habitación, después del percance de ayer Jeon no se duchó en su habitación sino en el gran baño del pasillo; lo agradecía. Me cambié a la camiseta azul claro con letras japonesas y a los pantalones de deporte negros de Nike. Abrí la puerta de nuevo, esta vez el pasillo estaba completamente vacío. Bajé las escaleras después de recursar que era por la izquierda y no por la derecha el camino. Vi como dos chicos hablaba tranquilamente en el sofá.

—Jungkook siempre hizo cosas raras—dijo el chico de pelo castaño claro.

—No sé hasta qué punto es raro o es independiente.

Abrí los ojos al reconocer al rubio que me disparó en aquel callejón. Me acerqué ardiendo en ira sorprendiendo a ambos chicos cuando me abalancé sobre el rubio en el sofá. Estaba prácticamente sentada sobre él a horcajadas encima de sus piernas.

—Hijo de puta—dije con mis manos agarrando su cuello.

En mi mente la opción de estrangular al caballeroso y guapo chico de delante me parecía la mejor idea, aunque mi lado racional se negaba.

—Cuidado con lo que haces, preciosa.

El chico de detrás me apuntó con la pistola que sacó de su bolsillo. Noté como posaba la boca del arma en mi cabeza, miré la roja cara de mi víctima a punto de ser estrangulada. Solté las manos y chasqueé la lengua mirando como respiraba agitado.

—Creo que Jungkook cometió un error al dejar a la hija viva...

—¿Tu crees?—gritó al que casi ahogo.

—Me disparaste, dos veces—dije señalando mi brazo vendado.

El chico me miró con una tímida sonrisa. Miró de nuevo mi brazo y se disculpó, abrí los ojos de sorpresa. No esperaba para nada escuchar esas palabras de mi enemigo. Me levanté de encima del chico y miré a ambos fijamente; ¿todos los de BTS estaban como un tren o qué? Me mordí el labio viendo el rostro confuso del castaño.

—Aquí estabas, ¿vas a desayunar?

Suga apareció en la sala con unas bolsas en sus manos. Miré estas fijamente, no parecían ser nada ilegal.

—¿Hiciste la compra con Jin?—preguntó el rubio.

—Sí, cuando debiste hacerlo tú, Jimin.

Jimin, así se llamaba mi casi víctima. Sonreí al ver en la bolsa unas galletas que amaba. Corrí hacia Suga y me agaché para agarrar las galletas de la bolsa.

—Veo que sí desayunarás.

Habría el paquete y asentí.

—Colocad esto, yo debo irme. Ya sabéis qué hacer después—dijo Suga dejando las bolsas en el suelo de la sala.

Me miró de nuevo y besó mi frente antes de irse dejándome completamente desubicada.

—¡No me toques escoria!

—Con lo bien que te tratamos y solo nos tratas de matar—dijo el rubio agarrando una de las bolsas.

—Os recuerdo que me secuestrasteis y pretendíais matarme, no me fío de vosotros.

Subí las escaleras de nuevo con mis galletas en la mano. Resoplé por el camino, no podía bajar la guardia debía irme de allí cuanto antes.

Ya había comido junto a tres de ellos, parecía que los demás no estaban y eso me favorecía para mi pequeño plan para escapar. Estaba bajando las escaleras mirando a mí alrededor, me era indiferente si había cámaras. Ya sabían donde vivía y por tanto a dónde me dirigía. Miré por la ventana que había en una de las oficinas a las que accedí por error. No había nadie fuera, por lo que salí por la ventana y me asombré al ver que realmente estaba em pleno bosque. Salir de allí me costaría la vida y media.

Mi primer intento fue escalando el muro, el brazo me estaba matando pero igualmente traté de subir; digo primer intento porque me pillaron subiendo.

—Baja, ahora.

Bajé de un salto y maldije en bajo mirando al chico frente a mí. Parecía estar de mal humor, sus ojos pequeños me miraban fijamente revolviendo mi tripa de la tensión.

—Nos fiamos demasiado de ti, habrá que ponerse serios.

Me agarró de la muñeca y tiró de mí dentro de nuevo. Nada más abrir la puerta se escucharos un par de gritos que decían que me había escapado. Jimin y Jin aparecieron frente al que me había atrapado e hicieron una reverencia a este.

—Lo sentimos Namjoon...

—Al sótano, atadla y que no salga—dijo empujándome hacia delante.

Así fue como acabé atada a una silla en un sótano medio a oscuras. Una de las bombillas se había fundido no hacía más de dos horas y ahora parpadeaba la única que alumbraba. No sabía qué hora era, pero el hambre me estaba matando.

—Esto es culpa de Jungkook, no hizo bien su parte y en vez de matarla la trajo.

—Jimin, es mi culpa por no matarlos en el incendio—dijo la voz de Suga tras la puerta.

Abrieron la puerta trayendo lo que parecía comida. Miré a ambos con mi cara seria, realmente no podía fiarme de ninguno de ellos...

Pride - JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora