Pride - JJK

13

Desperté por los toques en la puerta. Me removí en los brazos de Jungkook buscando por su calor. Hacía cierto fresco. Abrí los ojos encontrándome con su torso desnudo, recordé de inmediato lo ocurrido la noche anterior.

—¡Raewen!—gritó Lucas tras la puerta.

Parecía estarse desesperando porque no respondía ni abría. Jungkook gruñó moviéndose y abrazándome con más fuerza. Acaricié algunas marcas que le hice en sus clavículas, qué vergüenza...

—¿Qué tocas?—dijo con su voz ronca Jungkook.

—Yo-

—¿Mmmm?

Mi mirada y la suya conectaron directamente. Jungkook se puso sobre mí en un movimiento y lamió desde mi clavícula hasta mi mandíbula sacándome un pequeño jadeo. Entonces fue cuando la puerta se abrió de un golpe.  Mi hermano miró la situación durante unos segundos, analizó la situación en su totalidad. Primero me miró a mi, luego a Jungkook y la comprometida postura, la ropa del suelo y luego reparó en la ventana abierta.

—¡Noah!

Jungkook chasqueó la lengua y me tapó con su cuerpo como si no quisiera que nadie, ni mis hermanos, vieran ni un centímetro de mi piel.

—Si te mueves te disparo—dijo refiriéndose a Jungkook.

—Si me muevo tu hermana gime—dijo sonriendo ladinamente.

En realidad no era mentira, tenía sus partes en mi entrada pero sin llegar a entrar, literalmente si se movía gritaría.

—Hijo de puta...

—¿Qué necesitas Lucas?—mi hermano pequeño nos miró— ¡Raewen? ¿Jeon!

—Llama a papá—dijo Lucas ardiendo en ira.

—Espera—dije tratando de incorporarme.

Jungkook no me dejó moverme, su mirada me intimidó más de lo normal.

—Dile que tenemos una traidora en casa y qué quiere hacer con ella...—me miró con decepción y luego miró a un Jungkook sonriente—Sabía que algo estaba mal contigo, pero nunca pensé que te habían lavado el cerebro a tal extremo...

Espera, ¿qué? ¿Qué me lavaron el cerebro? ¡Eso no tenía sentido! No me habían lavado de ninguna manera, yo había sido ingenua en todo caso. Noah parecía estar nervioso hablando con papá tras Lucas.

—Bueno, ¿quieres oír lo que provoco?—preguntó Jungkook desafiando a mi hermano.

Me tapé la cara de la vergüenza, ¿Dónde narices se fue todo ese orgullo que desbordaba por doquier?

—No te atreverías—dijo sonriendo.

Mi hermano no sabía que acababa de hacer, había dado permiso a su enemigo para avergonzarme por cuatro. Jungkook me miró y besó mi cuello a la vez que entró de una estocada sacándome un fuerte gemido.

—¡No me lo puedo creer!—gritó Lucas cerrando la puerta de un golpe.

Jungkook se separó de mí al instante y comenzó a reírse mientras recogía del suelo la ropa. Tenía una erección pero no parecía importarle lo más mínimo, él seguía vistiéndose a su bola. Respiré agitada por toda la presión y me incorporé hasta sentarme en el borde de la cama.

—Estoy muerta.

—Seguramente sí, te echarán—dijo sonriendo poniéndose el cinturón.

Me acercó mi ropa y se acuclilló frente a mí.

—Vendrás conmigo, ¿me equivoco?

—¿Lo hiciste a propósito?

Levantó una ceja, parecía confuso. Me puse mi ropa y miré de reojo al chico que aún me miraba desde abajo. Se levantó del suelo y me miró interrogante.

—Tú lo dijiste, me echarán. Ya tenéis lo que queríais, la mente maestra estará fuera y-

—Para el carro—dijo interrumpiéndome—Vine a por el casco ayer y no tenía planeado—nos señaló—esto, ni condones traje.

Mierda, mierda, mierda...

—Ahora pasamos a por la pastilla de después...y sino cuidaremos de una mini Raewen sin problemas.

La boca abierta, así me encontraba con lo que acababa de decir. Cerré los ojos tratando de recordar toda nuestra conversación de ayer...En ningún momento dijimos que éramos algo pero, ¿quería cuidar de una mini Raewen conmigo?

—Eres un cabrón.

Estiró su mano, la miré unos segundos y recordé las palabras: "a veces hay que arriesgarse". Agarré su mano sin dudarlo más.

En ese instante entró corriendo Noah a la habitación. Parecía preocupado y hasta en sus ojos podía verse como un brillo pequeño se anticipaba a sus lágrimas.

—Te ha echado, te quitó el apellido—dijo limpiándose las lágrimas que salían de sus ojos—No lo entiendo.

Abracé a mi hermano pequeño y sonreí ligeramente, este realmente me había demostrado quererme de verdad. Besé su frente y aparté algunas lágrimas de sus ojos.

—Me voy de la casa no del planeta—dije haciéndole reír—sabes mi número y tenemos el mismo trabajo, es imposible que me dejes de ver—besé de nuevo su frente y revolvió su cabello.

Me di la vuelta y vi como Jungkook había sacado una maleta de mi armario y se la llevaba a mi cama para abrirla. No estaba cometiendo un error...o eso quería pensar.

Metimos alguna cosa en la maleta y miré mi habitación de nuevo.

¿Por qué nunca estaba más de un mes en la misma habitación? No hay mucho recuerdo en esta para llorar por ella.

Bajé las escaleras, Lucas parecía realmente decepcionado. Ashley me enseñó el dedo pulgar cuando vio bajar a Jungkook y bueno, Noah seguía llorando al lado de mi hermana.

—Puedo hablar con papá y-

Jungkook me abrazó por la espalda mirando a mi hermano mayor.

—Prefiero quedármela, es muy linda, ¿no crees?

Di un codazo a Jungkook provocando la risa de este.

—Eres un asco de persona—dijo mi hermano sin apartar la vista del arrogante chico de mi lado.

—Cuidado con lo que dices, tengo el mismo trabajo que tú y ahora también a tu hermana pequeña.

Di un golpe a Jungkook y este me sacó la lengua en respuesta, ¿desde cuando tenía esas expresiones? Bufé mirando como mi hermano y Jungkook comenzaban una guerra de miradas bastante tétrica.

—Vámonos—dije tirando de él hacia fuera.

—¡Mi hermana no es tuya!

—¿Quieres escucharlo de nuevo?—preguntó dándome una nalgada.

—¡Jungkook!—grité empujando a este.

Salimos andando de allí. Empujé a este con fuerza, me miró con los ojos abiertos.

—No vuelvas a decir eso ni a nalguearme, ¿Entendiste?

—Ya volvió tu orgullo—dijo metiendo las manos en sus pantalones—Qué aburrido—siguió andando sin mirarme.

Fuera había una camioneta esperándonos la cual no me esperaba ver allí. Jungkook trago en seco y se adelantó unos pasos.

—Jungkook, tendremos que hablar—dijo Suga bajando de la camioneta y mirándome.

—Se viene voluntariamente, ¿no te parece fantástico suguita?

Seguía sin entender al complejo chico con el que pasé una alocada noche, pero tampoco podía ir a ningún otro sitio.