CAPÍTULO 8: Dios

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Louis estaba sucio por haber estado afuera, Harry también. Olían a pasto y a sopa de zanahoria; era un olor extrañamente bueno.

Harry lo ayudó a desvestirse, aunque Louis gimoteara y gimiera todo el rato, descontento por el cambio de temperatura. Le gustaba poner el rostro en el pecho de Harry, empapándose de toda la calidez que él exudaba. Era tan íntima la manera en la que Harry lo sostenía y lo acunaba. Las manos de Harry se sentían bien en su piel suave, en sus moretones curados y en las delgadas cicatrices que lo rodeaban.

Harry era amable, sus ojos eran más amables de cerca. Profundos y ricos en esmeralda, arremolinados en oro y delineados en negro. A Louis le encantaba el color, adoraba el contraste de colores y Harry era un contraste andante.

Harry era amable cuando no estaba empujando a Louis o mirándolo fulminantemente... cuando no estaba hablando. Cuando besaba la sien de Louis bajo el chorro de agua caliente. Louis se sentía amado. Louis nunca se había sentido amado. Cuando Harry le pasaba las manos mojadas por su espalda, siguiendo las curvas que definían a Louis, se sentía como protección.

Harry no fue amable cuando chupó el cuello de Louis, brusco e infame. Mordió con fuerza, pero Louis solo gemía en respuesta, se sentía dolorosamente bien y no estaba acostumbrado a las sensaciones contradictorias. Los caninos de Harry eran filosos, Louis estaba familiarizado con ellos a estas alturas. Filosos y aterradores.

Las manos de Louis se elevaron hasta los bíceps del alfa cuando sus rodillas cedieron ante el fuerte aroma. Era Harry, invadiendo e hinchiendo la ducha vaporosa con sus feromonas hasta que Louis se ahogara. Este gruñó ante el abuso, pues temblaba y maullaba por ello, forzándolo a alejarse.

—Mm —tarareó Harry, acariciando con la nariz la mandíbula de Louis—. Omega con carácter...

Louis chupó y dejó una marca en el pecho de Harry, floja y desastrosa. Nunca había tenido la oportunidad de hacer una marca, así que la hizo radiante. Se recordó que aquello no tenía nada que ver con el omega con el que Harry tuvo sexo.

Harry recorrió una mano por el cabello enmarañado del omega, sacándole la tierra.

—Omega sucio...

Louis jadeó ante eso, clavó los dedos en los brazos de Harry cuando este jaló su cabello con fuerza.

—Alfa sucio...

—Lo soy. —Harry sonreía con suficiencia en su cuello: en una parte específica de esta con la que parecía estar embelesado.

Se encontraba justo al lado de su fuente de aroma, y comenzó a doler después de que la cara de Harry permaneciera cerca de allí. Lentamente, el alfa le empujó los hombros hacia abajo hasta que Louis estuvo de rodillas, encarando una polla... una polla realmente grande.

Louis estaba nervioso, se notaba por sus dedos inquietos y labios temblorosos. El olor de Harry en la habitación era fuerte; seguramente sufocaría cualquier cosa que intentara escapar.

Nunca había visto un pene, jamás. Aparte del suyo. Louis se había tocado quizás tres veces en su vida. Cuando pasaba por sus celos, nunca intervenía para aliviarlos. Louis lloraba, gritaba y le suplicaba a los Elementos para que golpearan su pecho con un rayo. Pero soportó cada horrible segundo de sus ellos. Louis soportó lo casi insoportable.

La primera vez que se tocó tenía quince años. Únicamente lo hizo después de haber oído sobre eso por casualidad mientras estaba escondido. Tras llevar a cabo el acto, Louis odió cada parte de sus manos y su carne. Fue el periodo más largo en el que permaneció transformado, y se rehusaba a cambiar hasta que tenía que regresar al castillo.

La segunda vez fue durante su primer celo, a los dieciocho años. Sentía que iba a morirse, estaba seguro de ello. Louis se tocó debido a la rabia y deseo puro. Después de un infierno de tres días, Louis se sintió asqueroso, menos asqueroso que la primera vez, pero aun así asqueroso. "Avergonzado" lo describiría mejor.

Queen of Arizella - Traducción (L.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora