V E I N T I O C H O

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Bajo del auto de Daniel e ingresamos al restaurante

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Bajo del auto de Daniel e ingresamos al restaurante. Sigo rabiosa por la discusión que tuve con el idiota de Walsh, detesto que me inculpen por algo que no hice, ni haría nunca.

Tiene razón al decir que fuimos arrestados, pero no sabe que fuimos liberados porque se descubrió que no teníamos nada que ver con esa droga, nos declararon inocentes unos meses después y pudimos continuar con nuestra vida. En aquel entonces ya me había dado cuenta de que Rosemarie Walsh odiaba a Bruce y que haría hasta lo imposible por destruirlo, y como yo estaba en medio, era un daño colateral. Esa mujer no tuvo descanso en hacernos la vida imposible, buscó todas las maneras de separarnos, puso a mi madre en nuestra contra y coronó su maldad pagando a un hombre para que metiera una bolsa llena de cocaína en la casa de Bruce y luego hizo una llamada anónima a la policía dando aviso de eso.

En un principio ella hizo parecer que me ayudaba, dando contactos a mis padres para que me dieran la prisión domiciliaria, claro que por Bruce no movió ni un dedo. Cuando el caso se esclareció y Bruce salió en libertad, fui a buscarlo a su casa, escuché como confesaba que ella lo planeó y que eso no sería todo hasta verlo acabado junto a su madre.

La que fingió ser la amiga de mi madre durante años, resultó ser una arpía que al enterarse de la muerte de mi novio fue corriendo al cementerio para burlarse en mi cara. 

—Kiera, ¿me escuchas? —me habla Daniel— ¿Deseas algo en especial para comer?

—No —respondo parpadeando un par de veces despejando mi mente—, ve al grano, Daniel. ¿Vienes a disculparte en nombre de tu hermana? Desde ya te aviso que no lo haré, ella destruyó mi familia.

—No, no vengo a disculparme —aclara—, al menos no en nombre de ella.

—¿Entonces?

—Quiero pedirte perdón por lo que te hice hace unas semanas. —Extiende su mano y la deja sobre la mía, me aparto incómoda—. No debí besarte sin tu consentimiento, confundí las cosas y terminé cagándola.

—¿Y fuiste a buscarme solo para esto? —Enarco una ceja— Para ser el Daniel que conozco te has superado —bromeo.

—Sigues siendo igual de detestable —refunfuña sonriendo—, de verdad, lo siento, ya me di cuenta de que hay un límite y no quieres que lo sobrepase. Quiero que volvamos a empezar, a pesar nuestras diferencias éramos buenos amigos.

Me le quedo mirando, analizando los pros y los contras. En medio de que siempre me pareció un tipo irritante, me caía bien y solíamos tener charlas amenas sin importar que él es mayor que yo y tiene una personalidad totalmente distinta. Además, folla bien.

—Solo si te comes una hamburguesa —digo segundos después. Entrecierra los ojos.

—Sabes que soy vegetariano —rechaza.

—Pues comete una hamburguesa vegetariana.

—Son asquerosas y lo sabes.

—Exacto —me burlo. Rueda los ojos y suspira.

Querido, Sol: SánameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora