Me despierto y abro los ojos, desorientada. Mi cabeza está apoyada sobre el pecho del Logan, los latidos de su corazón suenan bajo mi oreja, su piel está cálida y su pecho sube y baja de forma pausada, está profundamente dormido. Los sucesos del día anterior pasan frente a mis ojos como la cinta de una antigua película.
La luz del sol mañanero nos da con su calidez ingresando grácilmente por los ventanales, dado que las cortinas están abiertas de par en par.
Froto mis ojos despertando completamente. Miro cada espacio de la habitación, no hubo lugar en el que no nos apoyamos mientras follabamos con desenfreno, los cosquilleos siguen presentes en los lugares en que me besó, apretó y chupó. Este hombre no conoce el descanso, ha sacado energía de donde no había y me trajó todo el placer que solo puede existir en el infierno.
Y es que joder, lo hace tan bien que no puede ni siquiera un ángel caído, es el mismísimo Asmodeo.
Pero ya se terminó.
Ahora debo irme, no le he dado señales de vida ni a mi madre ni a Lina. Deben de estar preocupadas. O eso es lo que me digo, para no aceptar que todo lo que pasó ayer me gustó y que quiero quedarme aquí por siempre, porque eso es lo que siento, se sintió tan bien, que Logan ha pasado a ser uno de mis momentos, tampoco siento culpa… solo hay una pequeña picazón en el medio del pecho que no logro descifrar.
Le echo una última mirada, se ve tan humano durmiendo, respirando ligeramente, con los labios entreabiertos y el antebrazo izquierdo sobre los ojos ocultándolos de la luz, nadie diría que viene de una mujer tan mala como es su madre.
La presencia de Logan me conforta y la de Rosemarie me hace querer acariciarme el cuello con un cúter.
No quiero irme de su lado, pero por sus venas corre la sangre de esa mujer.
No puedo creer que pensé que Logan podría ayudarme a sanar cuando es su madre una de las causantes de mis cicatrices. Ella dañó lo que más amaba, y él no puede repararme.
Su futuro y el mío no pueden estar entrelazados. Ni siendo la Rusa y mucho menos siendo Kiera.
No podría mirarlo sin recordar que su madre se encargó de que los últimos meses de Bruce sean un infierno.
Salgo de la cama, las sábanas caen sobre él, recojo su camisa y me la pongo, le hago un nudo y paso mi falda por mis piernas, mis bragas están deshechas, por lo que tendré que conformarme con eso, con suerte y no hay viento y ningún pervertido verá mi trasero.
Descalza y con mis botas en mano, salgo de la habitación, le doy una última mirada a Logan y bajo.
Antes de abandonar su departamento, escribo en un post it una nota y la dejo por la puerta del refrigerador.
En el ascensor me echo una ojeada. Tengo ojeras, mis labios están rojos y mis mejillas sonrojadas, las piernas las sigo teniendo débiles y en mi zona baja hay una pequeña irritación por la fricción. Sin embargo, mis ojos, no inventes, mis ojos están brillosos, ese brillo que no veía desde meses.
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Querido, Sol: Sáname
RomanceHay amores que duran poco, pero que impactan con la fuerza de la explosión de una supernova. En los libros son comunes, en la vida real son escasos. Bruce fue mi supernova. Llegó y arrasó con todo lo que me hacía ser quién era, me pintó el universo...