Teen Titans: Expuestos

Capítulo 26: Cambiar el Rumbo

Normal

Al principio la idea parecía un juego para ellos. Simplemente una conversación de broma entre ambos durante una noche en que ambos habían tomado de más. Pero de pronto sus chistes eran más y más frecuentes. Especialmente cuando veían algo en las noticias sobre los Titanes, o cuando Starfire y él aparecían en el periódico o la televisión. Y de pronto un día ya habían  planeado todo: Barbara robaría una memoria USB especial de la Liga de la Justicia. Culparían a Slade y Blackfire, los dos enemigos mortales de Nightwing y Starfire. Cuando Blackfire fue liberada y se fue de la galaxia, ellos lo vieron como una señal de que el plan tenía que suceder.

Una vez que la información estuvo en sus manos, publicaron algunas cosas que consideraron "seguras", como los planos de la Torre, los planos de armas que había en la computadora, emails, notas...cosas que consideraron que podrían resolverse fácilmente y no causar daño permanente. El plan era que no hubiera heridos, y que si las cosas se empezaban a salir de control, entonces pararían. Pero conforme sus celos crecían y la tensión en la casa lo hacía a la par, la información que publicaron se volvió menos y menos cuidadosa. Publicaron lo primero que nos encontraron, afectaron a los demás Titanes para que no fuera evidente que todo era contra Starfire y Richard. Pero pronto el punto fue hacerles daño, separarlos, aislar a Richard del equipo y los Titanes para que sólo pudiera recurrir a Barbara. Alejar a Starfire de su labor de heroína para empujarla a Jason.

Pero ahora se  había caído la venda de sus ojos. Habían actuado como niños peleando por juguetes y habían causado daño irreparable a gente que no les hizo nada.

-Babs, te quiero, pero estás demente. No podemos decirles nada, ¿me entiendes? Cometimos un delito Barbara. Quizá veinte o treinta. ¡Yo qué sé! ¡Si abrimos la boca entonces iremos a prisión!-Exclamó Jason desesperado mientras se ponía de pie y salía del armario. Barbara fue tras él y lo obligó a mirarla.

-¡Jason! ¡Es lo que tenemos que hacer para rectificar todo lo que hicimos! ¡Tenemos que hablar! Lo menos que podemos hacer por ellos es disculparnos, y buscar la forma de reparar todo esto. Somos héroes. Nuestro deber es castigar a quienes rompen la ley y hacen daño a inocentes, incluso si somos nosotros mismos-Dijo ella. Ambos se miraron a los ojos con arrepentimiento absoluto.

-Tú no me dejaste sola todos estos años. Yo tampoco voy a dejarte solo. Pero esto es algo que ambos tenemos que hacer juntos.

-Está bien, está bien. Lo haré. Tenemos que decir la verdad juntos-Le dijo él mientras tomaba su mano.

Ambos abandonaron la habitación para dirigirnos hacia la cueva, pero de pronto se detuvo.

-Espera un segundo. Hay algo que tengo que hacer a solas.

Barbara

No soy una mala persona, ¿cierto?

Soy Batichica, después de todo. Soy una heroína que ha puesto su vida en peligro por el bien común desde que era casi una niña. He estado al borde de la muerte tantas veces que perdí la cuenta, y no me importa, lo haría tantas veces fuera necesario con tal de mantener a todos a salvo.

No, no. Una buena persona no habría hecho lo que hice. No hubiera fingido ser un villano de alto rango con tal de obtener a su ex novio de la secundaria. No hubiera intentado sabotear la vida de alguien que nunca había intentado hacerme daño. No habría hecho nada de lo que hice.

Entré a la enfermería de la cueva. Raven y Chico Bestia dormían con la cabeza apoyada una sobre la otra. Sus manos estaban fuertemente agarradas, los dedos entrelazados, y la capa de Raven cubriendo a ambos. Richard dormía afuera de la habitación, aunque en sus sueños murmuraba el nombre de Starfire. Podía escuchar a Cyborg en la habitación de al lado hablando con una chica cuyo alias de héroe era Abeja; ella le recordaba que era fuerte, y que contaba con ella cuando la necesitara. Cyborg le recordó que la amaba y le dio las gracias.

A mi alrededor, todo mundo era amado excepto yo. ¿Por qué yo no podía tener a alguien que me amara así? Quizá, en retrospectiva, mi desesperación no era recuperar a Richard, sino simplemente ser amada. Vaya, qué deprimente.

Abrí la puerta lentamente y me senté en la silla al lado de la camilla de Stafire. Bruce y Alfred habían subido a sus cuartos. Habían hecho todo lo que podían por ella. Las heridas tenía mejor aspecto, pero aún así se veía mal. Lo importante era que Starfire ya no estaba en peligro inmediato. Mi alma, de alguna forma u otra, aún podía redimirse.

Dudé un momento, pero tomé la mano de quien alguna vez consideré mi rival mortal. No podía odiar a Starfire. Era imposible. Había querido verla como una enemiga, había querido odiarla, y había querido que Starfire me odiara también para hacerlo todo más fácil. Pero no. Starfire me quería, se interesaba por mi bienestar y buscaba una amiga en mí. Me admiraba, quería ser como yo y aprender de mí. La culpa me corroía por dentro; incluso si Starfire se enteraba de lo involucrados que estábamos Jason y yo en sus últimas desgracias, ella aún así intentaría perdonarme. No lo dudaba.

-Tú me entiendes de alguna forma u otra, cuando estamos enamoradas, a veces estamos dispuestos a hacer lo que sea-Murmuré en voz baja-Pero ni siquiera estar enamorada justifica lo que te hice. Eso no lo haría una chica enamorada, eso lo haría una persona retorcida.

La habitación seguía en silencio. El monitor de Starfire mantenía un ritmo estable.

-Me sentí abandonada por él. Era una niña acostumbrada a obtener lo que quería. Me sentía intocable, Star. No pensé que alguien podría simplemente sacarme de su vida de esa forma. Alguien a quien yo quería y amaba tanto.

Finalmente sentí que no podía contener las lágrimas.

-¡Lo siento tanto, Starfire! Yo...yo no quería que nadie sufriera. No pensé. Y ahora tú estás aquí, y Jason está sufriendo, y Richard, y Bruce, y....Starfire, de verdad lo lamento, y no sé qué hacer para repararlo. Sé que tengo que decir la verdad, pero, ¿cómo va a ayudarte eso? ¿Qué más puedo hacer?

El silencio me respondió. No había nada que pudiera hacer para eliminar lo que hice, pero aún había tiempo de hacer lo correcto. Aún había tiempo de cambiar el rumbo que nuestras vidas habían tomado.