Teen Titans: Expuestos

Capítulo 41: Oráculo

Barbara

La Torre había caído antes de que Starfire y yo pudiéramos salir. Recuerdo mucho ruido, no poder ver nada, sentir a Starfire tratando de cubrirme de los golpes de los escombros con sus brazos, y luego, nada.

Ella era más resistente y fuerte que yo, pero no era indestructible. Había recibido varios golpes que de no ser quien era, la hubieran matado mil y un veces. Y sé que si no hubiera sido por ella yo también hubiera muerto mil y un veces.

Perdí el conocimiento muy pronto mientras ambas gritábamos el nombre de la otra.

Creí que había muerto. ¿Quién sobrevive la caída de una Torre sobre sí mismo? ¿O una nube de fuego y humo? ¿O el océano colapsando encima? Al parecer yo,
Pero no me sentía muy afortunada que digamos.

Estaba en una especie de vacío oscuro y silencioso, donde sentía cansancio a pesar de nunca poder dormir y caminaba por horas y horas en medio de la nada. Creí que estaba en el limbo.

Parte de mí aún creía que lo merecía. Todo lo que le hice a Starfire, retorcer la mente de Jason, manipular a Dick, mentirle a mi padre, Bruce, Tim, Damian, Alfred, los Titanes...incluso los habitantes de Jump City y Ciudad Gótica sufrieron por mis acciones. Ya me había despedido de papá, podría ver a mi madre y finalmente irme de este lugar. Aunque en realidad no sabía si iría al mismo lugar que mi madre.

Y aún así, aunque estaba lista para abandonar este mundo sabía no podía rendirme. Tenía tanto por hacer aún, tanto por probarle al mundo. Yo no era alguien que se rindiera fácilmente. Entonces cuando sentí que el silencio y la paz de la muerte me llamaban, yo peleé más fuerte para quedarme en este retorcido mundo, recorrer el mundo y correr hacia las metas que aún tenía. Pero cuando abrí los ojos, no pude ni dar un paso.

Yo había perdido la habilidad de caminar por culpa del impacto de los escombros.

No puedo decir que fue una noticia fácil de aceptar; después de todo Batichica había sido una parte vital de mi vida por años, e incluso iba más allá de Batichica. No podía correr, andar, no podía saltar, ni siquiera podía mover los dedos de los pies. Mi padre, demasiado confundido y sacudido emocionalmente como para procesar los detalles de mi situación, sostuvo mi mano mientras gritaba y llorara, furiosa, enojada, triste...quería que mi familia y mis amigos pensaran que estaría bien pero en realidad yo no sabía qué demonios seguiría para mí.

En el fondo sentía que lo merecía, pero Starfire y Jason habían estado ahí para mí, ayudándome a aceptar mi nueva realidad y recordarme con abrazos que podrían romperle las costillas a cualquiera que yo era fuerte, y además que no estaría sola nunca.

Había considerado retirarme por completo de la vida heroica. Tenía un buen título universitario y sabía que Bruce y mi padre podrían ayudarme a encontrar un buen trabajo si así lo quería. Papá había dicho que quería que volviéramos a casa y nos mudáramos a donde mis abuelos, pero yo no quería irme aún. Él me dijo que sin importar qué, él siempre sería mi padre, pero quizá ya era hora de que este asunto de salvar gente terminara.

Un par de días después de enterarme de mi nueva situación, le dije a Starfire que iba a abandonar el mundo de los héroes. Ella me miró algo enojada, casi decepcionada.

-No estoy en tu posición así que no puedo juzgarte, pero espero que recuerdes lo que te dije en uno de nuestros primeros encuentros. No admiraba a Batichica, Barbara. Te admiraba a ti. Muchos humanos, e incluso otros héroes creen que sólo porque puedes disparar fuego eres un héroe, pero va más allá de eso. Tú eras...eres, una heroína nata. Eres fuerte, muy inteligente, eres muy valiente, no importa lo que tengas que arriesgar siempre estuviste lista para vencer al mal y salvar a quien lo necesitara...eres el ejemplo a seguir de muchísimas personas, incluyéndome.

-Starfire, por mi culpa casi te matan.

-Y no lo olvidaré nunca, no te equivoques. Ni siquiera sé si puedo perdonarte. Pero creo que la gente puede cambiar. Si no hubiera sido por ti creo....creo que me hubiera rendido yo también. Por muchos años creí que yo no era nada más que la cara bonita del equipo porque así me trataba la gente. Y a pesar de tu odio hacia mí, cuando hablamos en tu cuarto aquella vez, me hiciste ver que yo era más que eso. Yo sabía que era fuerte, pero no sabía que otros lo sabían hasta que hablaste conmigo. Me odiabas, Babs, pero fuiste sincera en tu intento de animarme. Me odiabas pero no me abandonaste. Y ahora yo no voy a abandonarte, no solo porque no te odio sino porque te admiro y sé que aún tienes más que dar como heroína.

Sus palabras tocaron lo más profundo de mi ser. Una vez más ella probaba ser mejor persona de lo que yo era. Le había causado tanto dolor pero ella no dudaba en sacar lo mejor de mí. Quizá ella tenía razón, sólo tenía que buscar la forma de seguir salvando a la gente aunque ya no pudiera hacerlo como antes.

Y eventualmente decidí que mi título universitario me ayudaría. La computación era mi fuerte; podía ayudar y guiar a mis amigos y familia desde una computadora y ser sus ojos cuando me necesitaran. Starfire me había abierto los ojos a una nueva posibilidad y yo estaba muy agradecida con ella.

Volviendo al presente, después de conversar por unos momentos con Dick y el resto de la familia una enfermera nos dijo que teníamos que salir de la habitación porque tenían que asesorar que todo estuviera bien con Dick. Jason, Starfire y yo salimos en dirección a nuestro cuarto, que compartíamos desde que habíamos salido los tres de cuidados intensivos. Starfire se adelantó, y Jason y yo nos quedamos solos.

-Bueno, ahora que sabemos que el Chico Maravilla no está muerto, supongo que podemos dejar todo este horrible episodio atrás, ¿no?-Preguntó Jason. Me encogí de hombros.

-Bueno, no lo sé. Mi padre no ha tomado nada de esto muy bien que digamos, así que creo que a mí me esperan muchos sermones sobre todo esto.

-¿Tu papá sabe sobre...?

-Lo sabe. Bruce no quería que le dijera, pero no soportaba mentirle a mi papá sobre algo tan grande como esto. Tuve que decirle mi papel en la caída de la Torre T. No estaba precisamente feliz, pero creo que saber que sobreviví es suficiente para él. No le gusta hablar del tema.

-Supongo que lo entiendo. Estoy seguro de que pronto todo se arreglará. ¿Se opone a que sigas peleando contra el crimen?

-Pues en realidad no le gusta la idea, ni un poco, pero tengo veintitrés años. Sabe que no puede detenerme y al mismo tiempo está orgulloso de alguna forma u otra. Así que tendrán que aguantarme por mucho, mucho, mucho tiempo más-Añadí mientras Jason se detenía ante una máquina expendedora.

-Eso no suena nada mal. Recuerda que aún me debes una cita-Me guiñó el ojo, y le sonreí. Me dio una bebida de la máquina, compró una para él, y seguimos avanzando por los desiertos pasillos del ala médica del hospital.

-¿Dices que cenar comida de hospital viendo películas no cuenta como cita?

-Si digo que no, ¿podemos tener otra cita?

-Tendremos las que quieras entonces-Respondí yo, y finalmente nos fuimos a nuestra habitación.

Sí, las cosas iban a cambiar para los Titanes, la familia, los héroes en general. Pero algo me decía por primera vez en meses que serían buenos cambios. Cambios que nos beneficiarían a todos, y que nos darían un descanso del caos reciente.

Hasta los héroes merecen un descanso antes de volver a la acción.