Meet Me In The Woods || Jicheol / Jeongcheol

Capítulo 9: monstruo

Seungcheol tardó unos segundos en darse cuenta de que Jihoon estaba llorando con fuerza. Y no fue consciente de que él también lo hacía hasta que un hipido involuntario se escapó de sus labios.

Jihoon lo había abrazado con fuerza en cuanto lo vio, y Seungcheol no pudo hacer otra cosa que regresarle el gesto. Quería apresar en sus brazos a su amigo y protegerlo, no volver a soltarlo, sacarlo de allí lo más rápido posible y protegerlo de aquella cosa que se estaba apoderando de su cuerpo, que sólo lo estaba haciendo sufrir.

Ambos se encontraban tirados en un cómodo pasto. Seungcheol pudo ver a través de sus ojos llenos de lágrimas que el cielo encima de ellos, que podía verse entre las hojas de las copas de los árboles, era completamente negro. Por un momento había creído que estaban lejos de la oscuridad, pero eso sólo le recordó que aún seguían dentro, en su poder.

–Estoy en el último nivel, ¿cierto? –Preguntó por fin el mayor, después de calmarse un poco.

Jihoon asintió.

–Eres un tonto. Todos lo son –murmuró, haciendo que Seungcheol frunciera el ceño.

–¿Qué...?

–No debieron sacrificarse por mí –respondió antes de que pudiera terminar de formular su pregunta–. Yo lo tenía controlado.

Seungcheol se separó un poco de su amigo, pero Jihoon no lo soltó del todo, seguía aferrándose a la manga de su chamarra.

El menor estaba pálido como siempre, aunque se veía un poco extraño sin sus característicos lentes. Iba vestido como el Jihoon de allá afuera, pero su rostro era el de siempre, el normal, el que Seungcheol recordaba.

Suspiró de alivio.

–Jihoon –habló por fin–, ¿de verdad crees que tenías todo controlado? Apenas y pudiste salvar a Chan y a Jeonghan. Hace rato estabas intentando que no le hicieran daño a Jeonghan mientras los demás eran atacados por sus miedos. Tú no puedes solo, no puedes dividirte en muchas partes y salvarnos a todos, necesitabas nuestra ayuda.

Jihoon lo miró con dolor.

–Sólo quiero enmendar mi error –susurró, a punto de echarse a llorar de nuevo–. Es lo único que he intentado hacer todo este tiempo.

–¿Cuál error? –Preguntó Seungcheol, limpiando con delicadeza una lágrima traicionera que escurría por la mejilla contraria–. Esto no es tu culpa.

–¡Claro que lo es! –Respondió con molestia–. Si yo no hubiera corrido hacia el bosque como un tonto entonces nada de esto estaría pasando, nadie estaría en peligro.

–En ese caso también es mi culpa –el mayor lucía tranquilo, y aunque en realidad quería echarse a llorar debido al miedo y el enojo, tuvo que contenerse–. Perdón por no haberme dado cuenta antes –susurró, con sus ojos cristalizándose–. Perdón por haber sido un tonto y...

–No fue tu culpa –lo interrumpió Jihoon, mirándolo con una triste pero sincera sonrisa–, ni la de Jeonghan. Sus sentimientos son reales entre ustedes, y aunque sé que jamás podríamos haber estado juntos... me alegra que hayas encontrado a alguien que te merece.

Se quedaron mirando unos segundos, hasta que Seungcheol se acercó y besó delicadamente la frente de su amigo. Ambos cerraron los ojos, dejando escapar suspiros temblorosos.

–Esta cosa no se ha acabado, ¿verdad? –Preguntó Seungcheol después de unos segundos, y se dio cuenta de que Jihoon apretaba más su agarre en su brazo. Se separaron unos centímetros.

–No –respondió el menor–. Ni siquiera ha empezado.

–Tú eres el que no la deja atacarme.